Gobierno y centrales sindicales se
reunieron ayer en torno a la Mesa de Negociación como claro
exponente de que “dos no se entienden si uno no quiere”. Con
anterioridad y por puras malas influencias, los sindicatos
sacaron adelante una “Declaración de Principios” que tuvo la
virtud de aunar las sensibilidades de la mayoría absoluta de
la ciudadanía, es decir que todos los ciudadanos proclamaron
que los sindicatos que no se encuentran legitimados por las
urnas, no son quienes para inmiscuirse ni entrometerse en
cuestiones netamente políticas, es decir en los asuntos que
competen en exclusiva a un Gobierno surgido de la voluntad
popular.
“De temas laborales sí, de temas políticos jamás” fue la
clara respuesta del Gobierno y las centrales sindicales. Así
han vuelto a la Mesa de Negociación para ceñirse en
exclusiva a su campo de acción y de actuación que es el
laboral y cada cual en su lugar por lo que, bajo el imperio
de la razón y de la lógica, los sindicatos han podido
comprobar en vivo y en directo la flexibilidad y la buena
disposición del Director General de Recursos Humanos, Juan
Manuel de la Torre, a la hora de tratar y de proponer
alternativas factibles en nombre del Gobierno de la Ciudad.
Todo tan cuadriculado y pragmático como es habitual en su
“modus operandi”.
La bien diseñada alternativa se circunscribe a que la Ciudad
ofrece un Complemento Personal Transitorio que equivale al
50% de lo que cobran los funcionarios que han venido
realizando esas jornadas partidas que ahora se van a
eliminar, por innecesarias.
Es decir que quitan con una mano y devuelven una parte de la
retribución con la otra, con el fin de no fastidiar tanto a
los afectados. ¿Y pueden quejarse de tamaña generosidad por
parte del Gobierno en plena crisis de las crisis?.
Indudablemente no pueden hacerlo porque sería malvado e
insolidario para con los pobres y con los parados que
consideran a los funcionarios auténticos privilegiados
alcanzados por la gracia de Dios Padre y firmarían por
cambiarse por ellos aunque les costara media vida.
¿Y que ofrecerán los trabajadores a cambio de este
tratamiento excepcional? Pues estar “disponible” para
trabajar fuera del horario laboral en circunstancias
especiales y “dedicado”, asunto que se refiere a 80 horas
dedicadas a tareas específicas. ¿A que resulta todo muy
ligth?. Eso es porque nuestros gobernantes electos son
personas hábiles y sensatas a la hora de tomar soluciones
intermedias y que contenten medianamente a las partes, se
liman aristas, se descartan exigencias churriguerescas, se
le dan varios capotazos a la crisis para verse mínimamente
afectados por los rigurosos recortes que se están realizando
a nivel nacional, se exalta el factor diferencial de Ceuta y
se acaba dando la vuelta al ruedo mientras se saluda al
respetable que observa desde los tendidos, ya apaciguado al
constatar que la Declaración de Principios quedó en agua de
borrajas y en mera tentativa o más bien en acción frustrada.
El Gobierno ha demostrado de forma acrisolada que “quiere”
negociar y ahí están las buenas propuestas.
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