Haya o no acuerdo entre sindicatos y empresarios, habrá
reforma laboral”. “La reforma va a implicar el descenso del
paro”. “La reforma transmite señales de calma y esperanza en
los mercados”. “33 días de indemnización por despido para
los nuevos empleos indefinidos”. “20 días por año para las
empresas con pérdidas”. ¿Descifran ustedes quién ha
pronunciado estas palabras? Pues, no. Se equivocan. No es
Rajoy. Ni De Guindos. Ni Báñez. Ni Montoro. Ni Sáenz de
Santamaría. Pertenecen al inefable José Luis Rodríguez
Zapatero y fueron pronunciadas hace 20 meses. Nuevamente se
han vuelto a equivocar: no corresponden a la sesión
parlamentaria del jueves pasado cuando se aprobó en el
Congreso la reforma de la ley laboral promovida por los
populares.
Las frases fueron recogidas en el diario de sesiones en
junio de 2010 cuando el anterior presidente del Gobierno
defendía su reforma laboral en la Carrera de San Jerónimo.
El proyecto de ZP fue luego aprobado el 9 de septiembre con
los 168 votos del grupo parlamentario socialista y la
abstención de PP, CiU, PNV, CC, UPN, UPyD y del verso suelto
socialista Antonio Gutiérrez. En contra votaron: ERC, IU,
NBG y Na-Bai.
Los sindicatos entonces, como también van a hacer el próximo
29 de marzo, echaron un pulso a Zapatero y lo perdieron en
la calle. El seguimiento de aquella huelga en la
Administración Pública fue de un 7%, en la hostelería de un
3%, en el sector empresarial de un 23% y en el sector del
transporte de un 21, según cifras oficiales que ofreció el
entonces ministro de Trabajo, Celestino Corbacho.
¿Y si les transcribo las quejas sindicales de aquellas
fechas contra las medidas de Zapatero a que les parece un
déjà-vu?: “Han promovido ajustes brutales como terapias de
choque para salir de la crisis económica provocada por las
políticas neoliberales y la desregulación de los mercados
financieros, que recaen sobre las espaldas de los
trabajadores y de los pensionistas”. ¿No le suenan a un
mismo mantra? La diferencia estriba en que Zapatero llevaba
dos años negando la crisis económica y los sindicatos más de
seis años interpretando la escena del sofá con él. Durante
todo ese tiempo comieron de la mano de La Moncloa. Y sin
pestañear.
Ahora, todo es diferente. A tan sólo 20 meses de la anterior
huelga y sin que el nuevo presidente haya dormido 90 días en
La Moncloa, la oposición socialista y los sindicatos se la
organizan en la calle a Mariano Rajoy. Los profesionales de
la cosa pública tienen la memoria –y no la histórica– muy
frágil.
Estamos ante el eterno retorno de la política.
Paradójicamente, los dirigentes sindicalistas utilizan de
compañeros de viaje a quienes descalificaban hace tan sólo
año y medio y presentaban como negreros. Todos con un mismo
fin : achuchar a un nuevo Ejecutivo que ha aprobado medidas
laborales muy similares. ¿Entiende alguien tal
incongruencia?
Por favor, que les manden una copia del diario de sesiones
de junio de 2010. Muchos se verán retratados y se les caerá
la cara de vergüenza.
|