Sí, es más fácil ser hombre que
mujer. Lo mismo que es más fácil ser guapo que feo, sano que
enfermo, inteligente que estúpido. Esto no significa que un
cretino perezoso tenga una vida más interesante que una
catedrática repleta de cualidades. Pero, con capacidades
semejantes, las oportunidades no son totalmente iguales.
De ahí que para realizarse profesionalmente y triunfar en su
vida personal, las mujeres necesitan más energía y más
suerte que nosotros. Eso no es justo, pero es así. Las
mujeres tienen razón al anunciar sus desigualdades.
Aunque las mujeres suelen ser cada vez más termómetro de los
acontecimientos. De las mujeres hemos sabido que han sido
capaces de parar matanzas entre hombres con la simple
amenaza de dejarles sin disfrutar del holgar en el tálamo
nupcial. El tálamo nupcial es también sitio donde hay
mujeres que influyen negativamente en los hombres. Son las
menos. Aunque propician lo que se suele llamar pornocracia.
Es decir, gobierno de las mujeres.
El domingo pudimos comprobar que las mujeres, cuando se lo
proponen, pueden amargarles la vida a los hombres. Chafarles
cualquier proyecto y hasta hacer posible que a una
manifestación sindical acudan cuatro gatos y un loro. El
loro, por cierto, salió bravucón, camorrista, perdonavidas…
Y su discursear tuvo un sonido escatológico.
El loro, por si ustedes no lo saben, se llama Juan Luis
Aróstegui. Cuya amenaza ha consistido en decirles a
quienes gobiernan que se van a cagar con lo que él les tiene
preparado para cuando se celebre la huelga general. Y las
mujeres, que ya habían decidido boicotear la manifestación
sindical del domingo, se han hecho cruces ante las palabras
obscenas de un tipo que estará muy cultivado pero que carece
de educación.
Dos mil fueron las mujeres que decidieron ponerse en contra
de la manifestación sindicalista. Las mismas que decidieron
asistir a la VII edición de la Carrera de la Mujer,
organizada por la Consejería de Educación, Cultura y Mujer
bajo el lema “Siempre una esperanza”. Y que hicieron posible
que se recaudaran 4.365 euros. Que irán destinados a la
lucha contra el cáncer
Con las mujeres en contra no hay ningún hombre que consiga
obtener éxito en nada. Y el secretario general de CCOO sigue
sin enterarse de qué va el asunto. Su forma de pronunciarse,
machista donde las haya, hace que las féminas lo tengan
catalogado como alguien que, en un momento determinado,
podría ponerles el plato boca abajo. ¡Qué horror! -dicen
ellas cuando se les habla del gachó.
Y a lo mejor resulta que nuestro hombre es pan bendito de
Cádiz cuando está entre los suyos; pero le pierden las
formas con que suele expresarse ante los medios. Así,
dándoselas de matachín, o sea de tipo duro, no hace sino
echarse tierra encima y ponerse en el punto de mira de las
mujeres.
Y las mujeres, con esa capacidad que las distingue para
entender sin la menor dificultad los sentimientos de los
seres que la rodean, suelen comentar que Aróstegui se
expresa como un cavernícola. Como alguien pasado de moda.
Como un tipo frustrado en sus aspiraciones y siempre presto
a la greña. Y, en cuanto se les presenta la ocasión, le
hacen una higa. Aunque para ello tengan que correr lo que no
hay en los escritos. Mujeres…
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