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cultura - DOMINGO, 11 DE MARZO DE 2012


una de las obras de orozco. e.p.

CRÓNICA DE ARTE
 

Pedro Orozco, el ladrón de sueños

¿Existe una expresión de la delicadeza
más bella que la acuarela? Orozco utiliza colores de alas de mariposas para robar instantes a la realidad y magnificarla
 

CEUTA
Nuria de Madariaga

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Sigo desde no hace mucho la trayectoria de este acuarelista meridional y confieso que la primera vez que contemplé una de sus obras creí que pertenecía a alguna de aquellas series de paisajes que pintara con maestría el gran maestro Manchón. Sobre todo por el dominio de los grises y los matices azules brumosos con apariencia de nubes rotas, tal vez por eso y porque le consideraba un pintor netamente romántico al estilo de los paisajistas ingleses, me ha sorprendido su colección “Crónica de luz” que viene a rozar la abstracción en su “Interior con solera” o los aires decimonónicos en el exquisito fragmento de “Casa Hassan”, pasando a la melancolía en los sueños urbanos, porque los paisajes urbanos pintados a la acuarela siempre han resultado tristes, por mucha luz que se les quiera introducir, es la pura tesknota polaca, ese sentimiento que los franceses llaman “le cafard”, desvirtuando el significado auténtico de una tesknota configurada por sensibilidad, añoranza y profunda nostalgia.

Pero Pedro Orozco es meridional, por lo extraña que domine los cielos nublados de infinitos matices con tan singular delicadeza, los nubarrones del levante cuando azota en el Estrecho alcanzan virtuosismo en su pincel y si alguien he soñado alguna vez con Finisterre, el esotérico “fin del mundo” surgido de las raíces celtas, ese “alguien” ha imaginado una acuarela del maestro ceutí en lo más profundo de su glándula pineal.

Cada obra adquiere así la consistencia de un sueño robado o de un recuerdo dormido, hurta a la realidad fragmentos de una Andalucía lorquiana o de la Lisboa vieja de la Plaza del Comercio comiendo pasteles en una terracita y diciendo “obrigado” cada dos por tres ¿Y a quien no le gusta Lisboa en primavera y los jardines de Aranjuez en todas las estaciones? ¿Y quien no se extasia ante el botín del pintor que ha robado los “Campos de sol” cargados de girasoles?. Mucho arquetipo anda metido de por medio de este “magister scholarum” experto en sombras y matices que roba los retazos de sueños que todos amaríamos ver desde nuestra ventana. ¿Y por qué no enmarca el resultado de su pillaje artístico con auténticos marcos de ventanas con sus postigos e incluso sus persianas de esparto? Así, si estás en tu casa y quieres siestear puedes echar el parasol para que la luz del cuadro de Orozco no te deslumbre y te impida quedarte un ratito traspuesto, ya saben “echando una cabezada”.

El pintor peregrino extendiendo su expolio de sueños por todo el Mare Nostrum de las costas gaditanas a los peculiares azules griegos y de ahí las incursiones atlánticas, pasando por tierras de Tartesso. ¿Y para cuando el terruño de cántabros y astures? Que la Iberia Vieja es mucha Iberia Vieja y hay mucha remembranza ancestral dormitando en cada rincón de la geografía dispuesta para ser saqueada y plasmada sobre el papel humedecido. ¿Orozco, ladrón de sueños? En efecto, convicto y confeso, las pruebas son contundentes y no puede negar las evidencias.
 

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