Hace tiempo, muchísimo tiempo que
tuve una impresión como verdaderamente se puede definir las
impresiones.
Más bien era un impacto emocional fuerte, recuerden que me
refiero a los tiempos en que yo era muy joven, cuando como
dirigente de una institución recibí la visita de una chica
jovencísima que me imploraba ayuda.
Merced a la influencia que tenía yo por entonces, pude
conseguir la dirección del lugar donde podría resolver el
problema de la chica.
Era una clínica en una zona lujosa, en el extrarradio de la
capital del país, y tenía una entrada bastante decorativa
con todo lujo de detalles sibaritas. Su nombre evocaba los
cientos de árboles…
Durante la espera, durante la operación y durante la corta
estancia en que ayude a aquella chica a resolver el
problema… pude ver a mucha gente de derechas, famosas
algunas, hacer lo mismo.
¡Aún no existía la Ley del aborto!
La tesis estrambótica de Alberto Ruiz Gallardón, a quién
consideré uno de los políticos que me caían bien mientras
era alcalde de Madrid, me ha golpeado rotundamente en el
marasmo intelectual por su casi rotunda configuración de
personaje poco inteligente e hipócrita.
Alberto, ¿Cuántas pajas, y no mentales precisamente, te has
hecho a lo largo de tu adolescencia, juventud y, aún digo
más, madurez? ¿No has tenido en cuenta que durante esas
pajas has ‘asesinado’ a millones de seres ‘solteros’ que
salían buscando el cobijo de una fémina?
Alberto, ¿asesinar a seres llamados espermatozoos no es
ilegal? ¿Asesinar óvulos, cualquiera que sea su estado, si
lo es?
Increíble que en estos tiempos aún corran esperpentos como
aquellos curas que en las confesiones nos preguntaban,
cuando jóvenes adolescentes, cuántas pajas nos hacíamos y
nos castigaba con un Ave María por cada una de ellas que
confesáramos.
Has quedado encuadrado, Alberto, en el entorno eclesiástico
que influye demasiado en los entornos conservadores y
relanza el machismo cultural.
Ignoro si tienes en la cabecera de tu cama una serie de
hojas traducidas del árabe con las ‘sharias’ del Islam.
Veo que te aprovechas de que en este país el porcentaje de
analfabetismo, que no puedes ocultar, te está ofreciendo
mucha cancha para que hagas lo que te venga en gana, por no
decirlo de otra manera so pena de recibir tarjeta roja, y
sueltas una estrambótica “violencia estructural” que se
acerca, como poco, a esa ‘sharia’ en que si una musulmana es
violada tiene que ser apedreada hasta la muerte, mientras
los violadores son inocentes ante Alá, donde encima les
esperan 72 huríes a las que pueden violar cuando quieran.
Alberto, somos un país libre, un país que está alcanzando
cotas de igualdad jamás conseguida (excepto por los países
nórdicos) y no quieras ahora hacer un esperpento con las
leyes trabajosamente conseguidas.
¿No te parece que es decisión de la persona individual
resolver cualquier conflicto que se le presente? ¿No te
parece bien que sea esa persona la que pida directamente
toda ayuda posible?
¿No te parece exagerado imponer una decisión que tal vez
tenga tintes de machismo tremendista?
Alberto, haz de tripas corazón y limpia primero los
desafueros ilegales de tus compañeros peperos si quieres
contribuir a que la cultura social, la economía y la moral
de la patria se recupere.
¿Por qué no dejas a cada persona que se desahogue
sexualmente como quiera?, no me digas que el siguiente paso
es la condena de los homosexuales, por favor.
No consigo imaginarte vestido con una sotana y una cara que
se vaya pareciendo a Rouco Varela, por favor, sé tú mismo,
Alberto, sé el político que eres.
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