Leída y examinada la estrambótica
“Declaración de Principios” sindical muchos aún no nos hemos
repuesto de la estupefacción. Si bien tienen toda la razón
en cuestiones puntuales como “a igual trabajo, igual
salario, iguales condiciones laborales, mismo Convenio,
iguales condiciones de acceso para ocupar el mismo puesto de
trabajo, misma RPT.”, “la elaboración de un calendario de
consolidaciones, a ejecutar como fecha límite el 30 de
septiembre del presente año” o incluso exigir una “garantía
por parte del Gobierno del mantenimiento del número de
puestos de trabajo que conforman a día de hoy el Sector
Público Local”, el resto de la “Declaración de Principios”
está basada estrictamente en postulados de acción política
más típica de una nueva formación política que de unos tipos
que van a representar a los trabajadores dentro de los
límites marcados por la legislación laboral.
Comenten el gran error de lanzar una especie de “programa
político” casi calcado de las propuestas y proyectos de
Aróstegui y de su Coalición Caballas para tratar de
“gobernar” Ceuta prescindiendo de las molestias e
inconvenientes de tener que apañar unas elecciones y que los
ciudadanos depositen su sufragio en las urnas, de ahí lo
adecuado de que hayan utilizado los términos de “ataque
frontal contra la democracia” y de “vileza
institucionalizada”.
Ahora bien, el pequeño problema con el que se van a
encontrar las centrales sindicales es que, el pueblo
soberano ha votado de forma mayoritaria para que gobierne el
Partido Popular y jamás para que unos sindicatos quieran dar
una especie de “golpe de Estado sindical” e imponer por
cojones una serie de propuestas que nada tienen que ver ni
con el mundo del trabajo ni con las relaciones laborales.
Ilegítimo y anticonstitucional, atentado contra las reglas
del sistema democrático y bofetada sin mano a la voluntad
del pueblo.
En lo que dicen de sensato el Gobierno ya ha afirmado estar
de acuerdo, mientras el resto son las veleidades políticas
que hemos tenido que soportar a lo largo de dos campañas y
que han generado un total rechazo por parte de la
ciudadanía. Y ahora vienen ellos a “más de lo mismo”.
Tienen el descaro de tratar de determinar temas que competen
a la Administración. ¿Por qué no empiezan dando ejemplo y
acaban con los “liberados sindicales” y de paso renuncian a
chupar de la teta de las subvenciones del Gobierno como han
venido haciendo hasta ahora?.
Que prediquen con el ejemplo y si quieren sindicatos que los
paguen con las cuotas de los afiliados.
Una novela se podría escribir si tuviéramos que exponer y
responder los kafkianos “Principios Sindicales” ¿Les habrán
aconsejado en su redacción unos enemigos declarados del
sindicalismo que les quieren ver desacreditados y que se
conviertan en objeto de burlas y chascarrillos? Demasiado
inaceptable cómo para ser cierto. Lo más digno es que
quienes la hayan elaborado pidan perdón públicamente por el
ataque a la democracia y dimitan, porque ningún Gobierno que
emana de la voluntad popular puede ni tan siquiera sentarse
a tomar un café con quienes tratan de “mandar” sin estar
legitimados, despreciando las normas democráticas y
conculcando derechos de los votantes.
|