Albricias mil! La Justicia parece haberse hecho eco del
sentir popular y un imputado por delitos de incendio ha
ingresado en la prisión de los Rosales, con lo que las
calles de Ceuta son hoy más seguras y el mar de fondo del
descontento que se producía cuando los detenidos quedaban en
libertad en los Juzgados, por más que la Policía se hubiera
esforzado en su actuación, parece que puede atemperarse
porque disminuye la alarma social que generan hechos como
puede ser la detención de un tío sospechoso de incendio, con
piezas de coches en su casa, quemaduras y a falta tan solo
de la foto polaroid con el mechero incendiando el opel corsa
de turno y el individuo queda en libertad.
Que un imputado que además ha confesado los hechos, ingrese
en prisión constituye un resarcimiento para con la sociedad
y tiene un clarísimo “efecto llamada” pero en el plano
disuasorio, más aún si en el escrito de acusación del
Ministerio Fiscal se comienza a calificar los hechos cómo
delito de incendio porque pone en peligro vidas humanas y
ante la gravedad de la pena se come a pulso la prisión
preventiva hasta el juicio.
Cada delincuente peligroso que ingresa en prisión constituye
un suspiro de alivio para la comunidad, de ahí la
importancia de dar relevancia tanto a la alarma social como
al riesgo de reiteración delictiva. Seamos prácticos ¿Que
aterra más? ¿El que a una jubilada la arrastren para robarle
el bolso y la lesionen o que un apoderado trajinoso de
cualquier banco haga malicias con las contabilidades?
Claramente lo primero, porque el de los trajines no me va a
poner una navaja en el cuello para robarme un móvil, ni va a
quemar el coche que estoy pagando en el parking de mi
vivienda con el riesgo de achicharrar al vecindario, ni va a
atracarme en mi pequeño comercio para llevarse la
recaudación.
La delincuencia violenta de baja intensidad es la que hace
de las calles un infierno y ahora con la reforma de la
vomitiva Ley del Menor a más de un mangante se le va a
acabar la impunidad ¿Dieciséis años? ¡A la cárcel al módulo
de menores! ¿Y van a quejarse cuando nuestro garantista
sistema penitenciario apuesta por la reinserción y la
reeducación?
Y además no es como en Marruecos, en las cárceles españolas
todo es gratis, cama, comida, patio, actividades y medicinas
y no es como en América donde dignifican a los presos y les
enseñan a valorar las cosas obligándoles a trabajos
forzados, porque encima que el criminal ataca a la sociedad
la sociedad no le va a dar alojamiento y manutención gratis,
porque eso se llama mamonéo. Mucho hemos de avanzar antes de
ser capaces de un auténtico control de la delincuencia a
todos los niveles y mucha maniobrabilidad hay que darle a la
Policía y mucho más castigo al atracador.
Todo desvirtuado y fatal, así está España. Pero en Ceuta se
ha dado un paso y el-la fiscal parece que ha puesto los
huevos sobre las Diligencias Previas y hoy el incendiario
puede que esté tratando pegarle fuego a una colchoneta de su
chabolo. Pues que le aproveche. En los Rosales, en nuestras
calles no.
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