En Ceuta está visto que los ataques a la Policía y las
algaradas vecinales salen gratis y que tanto los agentes
como el Jefe Superior gastan la paciencia del Santo Job, lo
que supone un flagrante agravio comparativo con el resto de
nuestra geografía donde el respeto a la Autoridad está
respaldado por la Ley y cualquier algarada vecinal con
insultos, enfrentamiento y apedreamiento se salda con buenos
furgones cargados hasta los topes de detenidos e
innumerables Diligencias Policiales, más tarde convertidas
por el Juez y el Fiscal en Diligencias Previas por
desobediencia a agente de la Autoridad, resistencia a agente
de la Autoridad y atentado a agente de la Autoridad que,
casualmente son delitos previstos y penados en nuestro
Código Penal y en los Códigos del resto de los países.
Buenas multas, una reata de peticiones de penas de prisión y
lo habitual en cualquier Estado de Derecho.
Pero, para sorpresa de muchos y precisamente en Loma
Colmenar donde los vecinos piden mayor presencia policial,
el hecho de identificar a un menor que se está fumando un
porro origina una presunta resistencia, desobediencia y
agresión hacia los agentes que le iban a identificar. ¿Y
cómo reaccionaríamos cualquiera de nosotros, padres, ante el
hecho de que identifiquen a nuestros hijos mientras se
encuentran consumiendo drogas? Puedo hablar en nombre propio
y en el de mis conocidos, pero si a mí me avisan de que la
Policía ha pillado a mi hijo consumiendo droga y mi hijo se
ha resistido y acusa a la Policía de “brutalidad” yo,
lógicamente acabaría en los calabozos y con un serio
problema. Porque antes hubiera acudido con un palo,
rescatado la colilla de porro, obligado a mi hijo a
masticarla y tragársela, dado a mi hijo bofetadas hasta que
le olieran los mofletes a ajo y posteriormente, por haberle
faltado al respeto a un policía, apaleado con saña hasta
reventarle el costillar ¿Y que hubieran hecho los agentes
ante tan brutal agresión? Pues detenerme y llevarme esposada
y a mi vástago conducirle al hospital para el parte de
lesiones.
El problema es que tal vez los agentes de la Inspección de
Guardia al ir a reseñarme en calidad de detenida no
atendieran mis airadas explicaciones sobre que, a los hijos
les educan en valores y en principios y si se salen de la
vereda del buen comportamiento siempre tiene que haber unos
palos a modo de señalización. ¿Respuesta? “¡Que no, señora,
que no se puede!” ¿Otra respuesta? “¡Pues convenzan al juez
de que me meta en Los Rosales por riesgo de reiteración
delictiva porque les juro por mis muertos que antes de tener
a un hijo incívico le muelo a palos!”. Eso lo haríamos
algunos padres. Otros no. Otros se enfrentan a la Policía ,
creen a pies juntillas que el hijo lleva la razón y en lugar
de evitar cualquier tipo de enfrentamiento, se enzarzan y
alborotan.
Lo que no se puede es tratar de vivir en Europa sin normas y
sin leyes, haciendo cada cual lo que le da la gana y si
aparece la Policía, atacarla. ¿Ustedes saben las penas de
prisión que imponen en Francia o en Alemania por resistencia
a la Autoridad o por disturbios callejeros? Vayan y lo
preguntan, porque alucinarán.
El problema de los ataques y la resistencia a la Policía
tiene aquí la misma solución que en cualquier otro lugar y
no es precisamente tratar de “apaciguar y conformar” a
quienes incumplen las normas como ha venido sucediendo hasta
ahora. Pero ahora hay ‘cambio’ y ha cambiado el Delegado y
si tiene que cambiar la Fiscalía que cambie y se implique a
fondo en actuar, porque a la Fiscalía se le atribuye el
papel de “garante de la legalidad”.
El show de ayer está dirigido precisamente a una actuación
del Fiscal para cumplir las garantías. Ni en Ceuta ni en
ningún lugar de España pueden existir “territorios
comanches”. Y tampoco, para “contentar” a ciertas personas
van a aparecer los agentes vestidos de bailarinas de ballet
y repartiendo flores y caramelos. La Policía tiene que hacer
cumplir las leyes.
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