Las protestas arrecian tanto que
hasta en el edificio donde habito han levantado un
campamento en la portería en protesta por la subida de la
cuota anual de la comunidad de vecinos… ¡¡acordadas por
todos ellos!!
¿A dónde iremos a parar?
Un duque, yernísimo de Su Majestad, que no sabía casi nada
de lo que pasaba por sus manos…
Un fiscal emperrado en que no se impute a su señora esposa…
Un ministro de Hacienda que propaga que algunos
ayuntamientos están en quiebra técnica…
Un juez legal juzgado no culpable después de la patada en el
culo…
Una vicepresidenta de Gobierno que manda a tomar por culo al
medioambiente para proteger las viviendas ilegales
levantadas a ras de la orilla del mar…
Un Banco, el de España, que asegura que la reforma laboral
favorece la creación de empleo y sin embargo los despidos
siguen cada día…
Un presidente de Gobierno que dice: los socialistas
mintieron con el déficit, que no era del 6% sino del 8% y
ahora sale con otro %...
Un ‘galáctico’ sobre el que declaran que paga el IRPF como
un mileurista… ganado 12 millones anuales limpios, que no
netos…
Pensionistas que no llegan ni a 15 de mes sufriendo
recortes…
Estudiantes protestones que quedan enmarcados en los cuadros
de analfabetismo creciente…
Enfermos crónicos que tienen que vomitar sangre en sus casas
por cierres de plantas hospitalarias y familiares
convertidos en enfermeras forzosas.
Cancerosos que tienen que agarrarse los testículos, para que
no se les caigan, ante la prolongación de la visita médica
dos o tres años más tarde…
Paro el carro, ya estoy mareado.
Hoy he ido a Barcelona, capital, para asistir al sepelio de
un conocido mío y me he encontrado envuelto en una cuasi
batalla campal entre universitarios jóvenes y los mossos
d’esquadra catalanes.
Me pillan cerca de un contenedor al que arrojan una botella
con alguna clase de líquido y al pronto comienza a arder. El
calor me desconcierta (el casco me impidió ver el fuego tan
cerca) y me siento empujado por un grupo de personas, con
moto y todo. No puedo salir del monumental atasco porque hay
muchos coches pillados en el follón.
Bastante rato después la cosa parece calmarse y los coches
van circulando, lentamente, dirección plaza de España.
Prefiero coger el primer atajo y salir pitando de ahí, por
suerte estoy cerca de una calle, Aribau, que asciende a las
alturas de la ciudad y sin pensarlo la tomo raudo saltándome
el semáforo.
Más tranquilo entro en un bar para reponerme del susto, me
tomo una caña y comento con el barman lo que sucede un poco
más abajo. Me dice que Rajoy verá venir, pronto, una especie
de Grecia a la española.
A través de la cristalera del bar veo correr a chicos y
chicas calle arriba. Parece que la manifestación se está
disolviendo.
Aunque la cosa está que hierve, pienso en la maniobra de
Mariano Rajoy sobre los presupuestos, mientras calculo el
presupuesto de lo que me puede costar la cerveza y la tapa
de chipirones (echo mucho de menos las tapas de los bares de
Ceuta).
La jugada-trampa del presidente del Gobierno, de no
presentar los presupuestos hasta después de las elecciones
andaluzas, la está viendo hasta un niño de dos años.
Tiene miedo, sí señor MIEDO, de que si lo presenta antes
pierdan las elecciones a la Junta. Está emperrado en
apoderarse del país al 100%, si los catalanes y vascos lo
dejan, para imponer su sistema ‘torquemadiano’ de presionar
al más impotente: al ciudadano de a pie.
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