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OPINIÓN - JUEVES, 1 DE MARZO DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Temor fundado
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Es la crisis. Las crisis. La gente no habla de otra cosa que no sea de los recortes habidos. Incluso ha vuelto a reverdecer laureles aquella frase añeja de “Virgencita, déjame como estoy”. Y todo porque existe la sensación generalizada de que las cosas se atascan, rechinan, crujen, y están a punto de estallar si Bruselas sigue pidiendo más sacrificios a los Gobiernos europeos.

Nunca antes unas elecciones autonómicas habían despertado más interés que las que se van a celebrar en Andalucía, ya mismo. Interés no basado en saber quién será el ganador, que es algo ya más que dado por hecho que será Javier Arenas, sino por el deseo temeroso de conocer en qué medida los ciudadanos seremos maltratados, una vez más, por las nuevas medidas económicas adoptadas por el presidente Rajoy.

Un temor fundado. Puesto que la gente, a estas alturas, es consciente de que esas medidas están siendo mantenidas en el cofre de los silencios, por impopulares y gravosas, con el fin de que no se malogre el triunfo rotundo del Niño Arenas en las urnas. Y, lógicamente, hay miedo. Mucho miedo.

Miedo que la televisión no se cansa de cundir. Hasta el punto de que las personas propensas a deprimirse deberían evitarla. Aunque sigo convencido de que la televisión, aparentemente, es como el tabaco: se dice que es malo, pero no se puede pasar sin él.

Alguien me apunta lo siguiente: “Cuanto más inquietas están las gentes más conservadoras se muestran. De ahí que los medios no dejen de dar noticias siniestras”. Tan siniestras como achacables todas a los socialistas. De modo que tanto a escala nacional cual local, cuando cualquier baranda socialista decide abrir la boca se encuentra con la respuesta marca de la gaviota: “Usted es el menos indicado para hablar de política económica”.

A Guillermo Martínez, que es ahorrador de palabras, la frase le ha venido que ni pintiparada para cortar de raíz el menor intento de opinión al respecto de José Antonio Carracao. Es decir, que lo tiene acoquinado.

De todo eso hablamos en la reunión que mantenemos en el mentidero de costumbre. Conversación que nos sirve a los participantes de la tertulia para verbalizar nuestras obsesiones; obsesiones que actualmente están centradas en la ruina económica que padecemos. En los males que aquejan a quienes han perdido sus empleos; en quienes viven angustiados porque se saben víctimas casi seguras de un más que posible ere empresarial, y en el negro futuro que se cierne sobre los jóvenes.

Al más joven de los tertulianos, precisamente, se le ocurre hablar de solidaridad en los tiempos que corren. Y dice lo conveniente que sería que quienes tienen empleos bien remunerados hicieran un sacrificio en sus ingresos con el fin de permitir que las generaciones ascendientes encontraran un empleo. Sería un acto solidario.

-¿Solidaridad has dicho, y eso qué es?, responde otro.

Ya lo dijo Bertolt Brecht: “Para sobrevivir hay que ser egoísta. Ya que la pobreza imposibilita la generosidad”. Así que al Gobierno le corresponde cuanto antes olvidarse de los errores socialistas y decirle a la señora Merkel que trate por todos los medios de quitarse la careta de ese calvinismo que nos está matando.
 

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