Ceuta se encuentra ahora con una
herencia de los “ajustes” económicos realizados en la
anterior legislatura, ajustes que, más allá de esta
denominación genérica, tienen consecuencias muy concretas.
Al nuevo Gobierno le ha quedado sobre la mesa otra ‘patata
caliente’, con una inversión pospuesta que debería haber
seguido su curso y que, de haberlo hecho, daría lugar a la
finalización, este mismo año y tal como se anunció, de una
infraestructura importante para Ceuta, el quinto módulo de
la desaladora. Para 2012 no se consignó presupuesto, con lo
que esta obra, adjudicada en 2007, va camino de convertirse
en la de nunca acabar. Y Ceuta necesita garantías de no
quedarse sin agua cuando, como ocurre ahora, la sequía
amenaza con persistir.
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