Hay personas a quienes “les gusta
escucharse” y Aróstegui es una de ellas, sino no se explica
que diserte tanto y de forma tan relamida. Sin ir más lejos,
ayer arremetió contra la Reforma Laboral en el Pleno de la
Asamblea tan sólo por escuchar la resonancia de sus frases
en la sala y aprovecharse para pontificar con el apolillado
discurso de sindicalismo-años 70.
La realidad es que el PP ha ganado unas elecciones por
abrumadora mayoría para hacer un “cambio” y dentro del
cambio agilizar el tejido productivo para que crezca en
rendimiento, ahora lo que confieso ignorar es si los
recortes llegarán a las jugosas y millonarias subvenciones
con las que las centrales sindicales han estado chupando
ávidamente de las ubres del Estado. ¿Será el descontento
sindical y la manipulación que hacen para enervar a los
trabajadores una simple maniobra para garantizar los
privilegios de los que han gozado hasta ahora?
Y las evidencias cantan, ayer Aróstegui lanzó una especie de
simulacro de arenga a las masas en contra de la Reforma
Laboral porque para él supone un recorte de los derechos de
los trabajadores, que es el discurso lacrimoso que se han
amañado los sindicatos y al que se une la izquierda (siempre
han sido unos convenidos que en mi barrio de dice
“conveníos”).
Pero Juan Luis Aróstegui no resulta creíble más que como
“vendedor de humo” porque ha tenido la oportunidad de dar
una gloriosa demostración de su espíritu reivindicativo en
defensa de los trabajadores, precisamente a raíz del ERE en
el periódico ‘El Faro de Ceuta’ y que ha afectado a diez
empleados. Una empresa que le es muy cercana y con la que él
colabora semanalmente pergueñando sus diatribas en negro
sobre blanco y letra redondilla. ¿Por qué no se ha lanzado
el Secretario General a luchar por los derechos de esos
empleados, a quienes puede considerar compañeros, víctimas
del ERE y a combatir y rebatir los argumentos que utiliza
esa empresa para quitarse a la gente de encima de forma
rápida y cómoda? Es de cajón que Aróstegui pone por encima
de la fidelidad a esos trabajadores, el rédito que le supone
el tener una tribuna donde expresarse y un medio para lanzar
sus mensajes apocalípticos, por lo que no le conviene
enemistarse con el empresario. ¿Oportunismo o hipocresía?
Pongamos al 50%.
Nada. Ni cochino caso a los empleados. CCOO no denuncia sino
que pasa y les ignora. Y los trabajadores han tenido que
marcharse con sus penas y sus reivindicaciones a otros
sindicatos más modestos y también menos hipócritas y con
menos intereses creados, para denunciar su lamentable
situación. ¿Y no era el asunto de este ERE que las centrales
sindicales menos abolengosas consideran injustificado, una
ocasión para que demostrar su sinceridad y rectitud a la
hora de defender a las víctimas de esas desnaturalizadas
políticas de empresa?. Ocasión desaprovechada y pobremente
paliada con una intervención bastante inconcreta, no menos
inconexa, patéticamente genérica y en la que el público
presente contenía el aliento esperando que aparecieran con
una pancarta los afectados por el ERE, una pancarta tipo:
“Aróstegui: con ‘tu’ medio de comunicación, no admites la
reivindicación”.
En resumen, mucho “bla-bla-blá” pero Comisiones ha hecho
dejación de sus obligaciones y no ha sabido estar a la
altura en un tema concreto, localista y que podría haber
supuesto a Aróstegui una ocasión para estar en el candelero
y explayarse todo lo habido y por haber. Pero está visto que
a este sindicalista le gustan las “puestas en escena” de los
Plenos y usar la tribuna de oradores para “dar la imagen”,
cómo si los ciudadanos se chuparan el dedo y no le
conocieran-reconocieran hasta metido dentro de una talega.
¿Quiere obtener unos segundos de credibilidad? Que se plante
ante el ERE.
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