El Centro de Profesores y Recursos (CPR) de Ceuta acoge
desde ayer y hasta esta misma tarde las jornadas de
formación ‘Una experiencia de éxito: el Colegio La Paz de
Albacete’, un taller expositivo en el que el inspector de
educación Juan García López explica cómo se ha llevado a la
práctica la transformación de un centro educativo abocado al
cierre por una “insostenible” situación de fracaso y
violencia, en un colegio reestructurado que ha dado un giro
a las expectativas, no solo educativas, sino genéricas de
todo un barrio condenado a la segregación.
“Cuando se implementan buenas prácticas, dan buenos
resultados”, es así en la educación al igual que en la
ciencia, o al menos ese es el punto de vista de Juan García
López, inspector de educación de Albacete, que ayer expuso
ante la comunidad educativa de Ceuta la transformación del
CEIP ‘La Paz’ de Albacete, un centro que siguiendo las
líneas de trabajo de las Comunidades de Aprendizaje
formuladas por Ramón Flecha mediante su programa ‘Includ-ed’,
ha conseguido reinventarse mejorando la convivencia y los
resultados académicos de sus alumnos en un periodo de no más
de seis años.
Para poner de manifiesto que cambiar es posible, incluso en
las peores situaciones imaginables, García López
contextualizó la que vivía el colegio ‘La Paz’ allá por el
año 2005, cuando todavía funcionaba como CEIP ‘San Juan’. El
centro educativo era entonces un auténtico foco de
absentismo (30%), abandono prematuro y fracaso escolar,
situado en el barrio periférico de ‘La Milagrosa’ de
Albacete, un auténtico “gueto”, tal y como lo describe el
inspector, que había llegado al límite debido a “gravísimos”
problemas de convivencia.
“Llegó un punto en que la situación se hizo insostenible y
trascendió a los medios de comunicación”, apunta. De aquel
entonces destacan titulares como ‘Los profesores del Colegio
San Juan solicitan protección al Gobierno’, tras el que se
describía una “auténtica batalla campal” en la que los
docentes habían llegado de “tener que sortear pedradas,
insultos y amenazas cada vez que entran y salen del centro”.
García López relata cómo el centro se enfrentó a un
ultimátum: cerrar o transformarse. “Podíamos redistribuir a
los alumnos, alrededor de 50, entre los colegios cercanos o
redistribuir al profesorado y buscar un equipo nuevo”. Segun
explica García, entre las dos vías posibles, el cierre de un
centro educativo llevaba consigo una marcada sensación de
fracaso de lo público.
Por ello, e inspirado por el modelo inclusivo de trabajo en
la escuela, García animó a la administración a dar un voto
de confianza al cambio. Si bien el inspector estaba
informado sobre varios tipos de desarrollo de este modelo,
finalmente se decidió por seguir el trabajo de Ramón Flecha,
materializado en el concepto de ‘Comunidades de
Aprendizaje’, por su perspectiva socioeducativa, y porque,
tras haberse puesto en contacto con él por teléfono, él
mismo se plantó en Albacete 24 horas después para ver de
primera mano la situación del colegio. “Ramón nos trasladó
mucha ilusión, mucha ciencia y un poquito de utopía”,
explica el inspector.
Una vez decidido el modelo guía de trabajo, el planteamiento
tuvo la suerte de contar con un importante y ágil apoyo
administrativo. La primera acción de cambio se llevó a cabo
el 6 de junio de 2006, y a partir de ahí todo fue rodado. Se
decretó el cierre administrativo del colegio, se creó uno
nuevo con el número 33 y se le concedió autonomía
administrativa. Se llevó a cabo una selección de profesorado
nuevo con conocimientos específicos en comunidades de
aprendizaje y se les dio un cursillo intensivo de formación
de una semana. En poco más de un par de meses el colegio,
que aún no había recibido el nombre ‘La Paz’ definió su
esquema de trabajo enfocada a buscar el “éxito para todos”,
basando sus líneas de formación en el conocimiento
instrumental, el inglés y la informática.
Fueron claves la incorporación al centro de un trabajador
social y un mediador no docente, cuya aportación al proyecto
resultó determinante. Tal y como explicó ayer Garía López,
la formación del profesorado del centro, una pauta que
continúa todavía hoy de manera periódica, incluye también la
foromación conjunta con familiares, ya que la motivación y
participación de las familias es una de las claves del
proyecto. Se modificaron los tiempos escolares añadiendo una
hora lectiva a la media habitual y se trabajó en la apertura
del centro al exterior, incluyendo actividades formativas y
extraescolares no solo para alumnos sino también para
familiares en el colegio, cuyo impacto ha probado ser “muy
importante” en el rendimiento de los alumnos. Tras acometer
estos cambios durante unos tres años, el colegio ha
introducido asimismo el nivel de secundaria curso a curso en
el centro ya que, si bien había conseguido mejorar el nivel
de matriculación en un 13%, una vez terminada la educación
primaria, el 100% de los alumnos abandonaban los estudios.
Con la nueva iniciativa, el CEIP ‘La Paz mantiene al menos a
un 70 un 80% dentro del sistema educativo hasta los 16. “La
perspectiva es que todos continúen”, recuerda el inspector,
que apunta a una de las claves del proyecto en el que se
haya inmersa la escuela. “Hemos creado expectativas en los
alumnos, algo que antes no tenían. Puede que para muchos
conseguir culminar estudios superiores sea mucho, pero al
menos son expectativas”. García López va más allá y afirma
que las expectativas han cambiado “incluso en el barrio”,
hasta el punto en que muchas familias se han interesado en
conseguir el graduado escolar.
Atentos a las explicaciones de García López, los miembros de
la comunididad educativa de Ceuta, encabezados por el
diretor provincial Cecilio Gómez Cabrera, comprobaban ayer y
continúan haciéndolo hoy, los resultados de una
transformación avalada científicamente y, lo que es más
importante, “transferible” a otros contextos
socioeducativos.
|
Reconocimiento nacional e internacional
Mientras el inspector Juan Pérez
García exponía en el CPR las bases de la transformación del
CEIP ‘La Paz’ del Albacete, el centro educativo recibía ayer
la visita del Consejero de Educación, Deportes y Cultura de
Castilla la Mancha, Marcial Marín, que acudía al colegio
para hacer entrega del ‘Tercer Premio Nacional contra la
Pobreza y la Exclusión Social’, galardón que se suma a otros
reconocimientos que ha recibido, como el “Quijote Gitano
2008”, otorgado por la Fundación Secretariado Gitano por su
trabajo de integración de la población gitana. En el curso
2011-12, la Agencia Española de la Cooperación Internacional
para el Desarrollo comunicó al centro que ha sido merecedor
de premio en la convocatoria del III Premio Nacional de
Educación para el Desarrollo “Vicente Ferrer”. La
Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) le concedió,
además, el primer premio en la “Convocatoria de buenas
prácticas sobre convivencia en escuela y barrio”.
|