Es una extraña historia la que me ha pasado este fin de
semana. Lo suficientemente inusual como para dejarme
cavilando y hacer que tome la decisión de contactar con
nuestro Consulado de Tetuán para intentar aclarar el
misterio. Fue durante la visita a la ciudad vecina en
compañía de Mohamed y Chergui, de “Enfermos sin Frontera”,
un lapsus en la ronda de visitas a los niños aprovechando el
atardecer para ir a presentar mis respetos a los que
descansan en el cementerio español de Tetuán. Y no es un
tema de sentimientos sino de comerme las tripas pensando en
la soledad de los soldados que allí yacen desde la Campaña
del Rif, abandonados en tierra extraña.
Pero traiciones de la “España que te hiela el corazón”
aparte, cuando acabé mis sencillas plegarias por los caídos,
encontré en las puertas del camposanto, donde aguardaban mis
acompañantes una escena bastante sospechosa. Allí estaba una
joven española castaña clara, de ojos azules y con
apariencia de ser menor de edad que contaba una historia
rocambolesca al tiempo que nos pedía, casi con
desesperación, ochenta euros.
Mis amigos me dijeron que había llegado sin duda atraída por
nuestro coche de matrícula española y que les dijo que le
habían robado toda la documentación y el dinero, que vivía
en la iglesia católica y que en el Consulado le iban a
proporcionar una identificación pero que para pasar la
frontera y embarcar necesitaba esa cifra, cuando le dijeron
que esperara porque había una abogada en el interior del
cementerio y que cuando saliera la podríamos ayudar la
muchacha salió prácticamente corriendo y llorando.
Luego regresó y nos contó a los tres que se llama Noelia y
viene de una “Casa de Acogida” en Calpe y que es huérfana
porque sus padres la abandonaron y había venido a Tetuán a
visitar la tumba de sus abuelos cuando le robaron todo.
Lloraba y parecía muy asustada.
Cuando le propusimos llevarla de inmediato hasta Ceuta y
hablar con la Policía Marroquí de la frontera se negó,
cuando le pedimos la denuncia del robo de su documentación
no llevaba encima ni un papel, tan solo repetía
monótonamente que necesitaba urgente ochenta euros. ¿Y
ustedes piensan que nuestro Cónsul va a permitir que una
jovencita española ande pululando por Tetuán indocumentada y
sin dinero? Su insistencia de que no tenía familia de ningún
tipo era escamante y ante cada propuesta de ayudarla se
negaba, solo quería dinero y lo repetía sin mirarte a los
ojos, al revés mirando hacia sus espaldas con aspecto
desconfiado, como si la estuvieran vigilando.
La sensación que transmitía era de temor y no resultaba
creíble, pero se negaba a ser socorrida, tan sólo quería
dinero y repetía la cifra cómo si fuera una letanía y sin
mirarnos a los ojos en ningún momento.
Le dimos una pequeña cantidad y los tres pensamos que veinte
euros podían ser la diferencia entre que le pegaran o no le
pegaran una paliza aquella noche.
Tal vez estemos influenciados por las tragedias que vemos en
televisión, pero la apariencia es de que la joven había
llegado con alguien a Marruecos, le habían quitado la
documentación y la tenían pidiendo dinero a cuanta persona
de aspecto español encontrara “vendiendo” la historieta. El
hecho de encontrarse muy alejada de la iglesia que
presuntamente le sirve de morada ya era un indicio, el ir
pobremente vestida y con unas babuchas rotas era otro, el
miedo que aparentaba era el tercero, las lágrimas y el
nerviosismo el cuarto, el rechazar venirse con nosotros el
quinto y su extrema juventud el sexto. La sospecha latente
es que alguien la estaba reteniendo y que este alguien la
vigilaba desde algún lugar, porque cuando nos despedimos y
ella se marchó andando, miraba hacia atrás para ver si la
seguíamos.
Para Mohamed que ha sido policía toda su vida las evidencias
cantaban y manifestamos nuestra firme voluntad de
investigar, porque la chica tiene la edad de nuestros hijos
y a todos se nos representaba el que una hija nuestra
estuviera en una situación semejante. ¿Realmente se llamará
Noelia y habrá en su historia un milímetro de verdad?
¿Estarán empleando a la muchacha para mendigar o explotarla
en la trata de blancas?.
Lo cierto es que vamos a indagar y a tratar de informarnos
de lo que subyace tras la joven que sólo ruega, suplica y
gime por ochenta euros ¿A quien tiene que entregar la
recaudación de ochenta euros? ¿Pueden ustedes estar
tranquilos pensando que a unos pocos kilómetros puede
encontrarse una niña secuestrada? ¿Será por el contrario una
jovencita que ha huido con un maromo voluntariamente y se
emplea en pedir limosna a los europeos para subsistir los
dos? ¿La estarán buscando sus padres o su familia en
España?.
¿Conoce alguno de ustedes a la chica española del cementerio
de Tetuán?.
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