LUNES 20.
Me levanto de buen humor. Tal vez presintiendo que el sol me
va a dar en la calva y hasta puede que ello agudice mi
imaginación. Porque con el frío me ha ido fatal durante los
últimos días. También es verdad que aún estoy viviendo la
resaca del triunfo del Madrid de baloncesto en la final de
la Copa del Rey. ¡Vaya partidazo que hicieron los hombres
entrenados por Pablo Laso en el Palacio de San Jorge!
¿Qué si me gusta el baloncesto, dice usted? Claro que sí. Yo
me aficioné al deporte de la canasta viendo jugar al Madrid.
Y llevaba ya la mar de tiempo lampando por ver a mi equipo
ganarle una final al Barça. Lo que no me imaginaba es que la
victoria iba a ser por un tanteo tan abultado y con una
demostración de poderío tan enorme. A todo ello, debo
sumarle lo mucho que me satisfizo la victoria de la
Asociación Deportiva Ceuta frente al Puertollano. Tres
puntos muy valiosos. Por cierto, mucho se viene hablando de
que gran parte de los males del equipo se debe al hecho de
que la plantilla resida en Sevilla. Y con todos mis respetos
para quienes así lo creen, como no podía ser menos, yo sigo
convencido de que esa situación carece de importancia. Un
convencimiento basado en la experiencia que tengo del
asunto. Y que ya me dio para hacerle una columna al tema.
Tiempo queda, pues, para poder repetir mis argumentos.
Martes. 21
Los miembros del jurado del Premio María de Eza, encargados
de elegir a la mujer ceutí del año, dan como ganadora a
Lorena Miranda (cuyos merecimientos y hermosa ingenuidad
destaqué en una columna). Y lo hacen a sabiendas de estar
cometiendo irregularidades en el proceso de la elección. Me
explico: cuando los miembros de un jurado, tras analizar las
cualidades de los candidatos, en este caso candidatas, creen
a pies juntillas que éstos no reúnen los requisitos
necesarios para aspirar al premio, existe algo que se llama
premio desierto. Y no pasa nada. Lo que resulta improcedente
es actuar de la forma que han actuado quienes formaban parte
del jurado del que hasta ahora parecía ser prestigioso
Premio María de Eza. Un premio que se ha quedado con las
posaderas al aire por culpa de unos jueces capaces de hacer
una chapuza para que, durante el acto de entrega del premio,
que será muy pronto, hubiera en el escenario la presencia de
una chica joven, lozana, deportista, y que diera tan buena
imagen como para no tener qué sentir vergüenza. A propósito:
componente de ese jurado ha sido el recién nombrado director
del Ministerio de Educación y Cultura, Cecilio José
Gómez. Y debo decirle que ha pegado el primer petardo.
Quizá porque el hombre más que a juzgar fue a figurar y se
dejó llevar por lo que ordena la que manda, en régimen de
delegación. Así que, como se dice vulgarmente, el primer
tapón zurrapa. De Cecilio José Gómez. Claro está.
Miércoles. 22
Martes y miércoles son los días en los que yo piso la calle
con ánimo de integrarme en cualquier tertulia de las que se
forman en los mentideros acostumbrados. Mentideros que se
encuentran, actualmente, como ya he dicho en otras
ocasiones, en la calle Jáudenes. En esas reuniones se suele
conversar de todo lo que esté de actualidad. Hoy, por
ejemplo, un contertulio me ha pedido mi opinión acerca del
entrenador del Barcelona. Y, tras reconocerle sus grandes
éxitos en el equipo azulgrana, he calificado a Pep
Guardiola de ser un “fanfarrón inverso”, un hombre que
presume de su modestia, de su saber estar, de su calma, de
su humildad… Todo ello aderezado, como no podía ser menos,
con la manera de hablar de un cura dirigiendo a sus
feligreses desde el púlpito. Lo cual es muy bueno para él y
para la imagen de los catalanes. Guardiola y Del Bosque,
digo, forman una pareja ideal para dar lecciones de moral a
todas horas. Aunque no los elegiría yo como compañeros de
viaje a ninguna parte. Cuando me toca intervenir nuevamente,
es decir, cuando se me concede el turno de la palabra, es
para que dé mi parecer sobre los eres. Pero me niego a decir
lo que pienso acerca del presentado por el editor de ‘El
Faro’. Que se defienda él.
Jueves. 23
Los ministros consagrados (sacerdotes, obispos) se
comprometen a vivir el celibato. Dice el poeta: “Es posible
guardar la castidad, porque Dios no manda cosas imposibles”.
La castidad es dura. Claro que sí. Hasta el punto de que
alguien dijo que “la castidad es la más innatural de las
perversiones sexuales”. Cualquier sacerdote que no sea capaz
de soportar ese voto, lo primero que debe hacer es dejar los
hábitos. Es la decisión que tomó Pedro Gordillo en un
momento crucial de su vida. De manera que los sepulcros
blanqueados deberían no dar ya la tabarra al respecto por
semejante hecho. No vaya a ser que nos dé por pensar que lo
hacen debido al temor que tienen acerca de lo que Gordillo
pueda saber sobre ellos. Temor absurdo: pues los secretos de
confesión, salvo curas desaprensivos en los años del miedo,
son secretos de confesión. Por cierto, hoy, en una noticia
que ha salido referente el ‘caso Gordillo’, alguien ha
acusado a éste de pasear la calle como si fuera una persona
normal y corriente. O sea, que Gordillo ha pasado, según el
autor del despropósito, a ser un despojo humano por haber
sido objeto de una felación en un despacho. Si Kennedy
levantara la cabeza, le diría a Clinton: “¿Has visto
lo que se pierden los tontos de baba?”.
Viernes. 24
Alberto Gallardo está pasando otra dura prueba. Otra
más para que su organismo vuelva a funcionar como un reloj.
Me consta que mi amigo está viviendo el dolor de su
intervención con el lógico desasosiego y las molestias, por
quitarle importancia, de una operación que no es fácil. Me
he interesado por él, por su estado actual, y me han dicho
que está siendo atendido de manera extraordinaria. Lo cual
palia, en cierto modo, esa quietud que exige estar tendido
en el catre del dolor. Dolor que no es connatural, sino
extraño al hombre. Eso sí, mi amigo debe pensar en que ya se
está aproximando el final de sus problemas físicos. Y que,
cuando menos lo piense, estará dispuesto, con la moderación
adecuada, a disfrutar de la vida. Yo sé que mi amigo es
hombre de fe, y por tanto es un privilegiado al saber dar
razón a su sufrimiento, aceptándolo así mejor. Pero, incluso
de esa manera, lo que yo le deseo es que en cuanto acaben
sus padecimientos organice una fiesta donde reine la alegría
motivada por su plena recuperación. En esa fiesta,
naturalmente, quiero estar yo.
Sábado. 25
Amanece un día espléndido. De los que invitan a salir a la
calle a fin de compartir un rato de cháchara. Y tengo la
suerte de toparme con dos personas a las que les tengo un
afecto especial. Son Fernando Tesón y María Teresa
Troya: matrimonio al cual conocí recién llegado a esta
ciudad. Y con el que tuve la suerte de compartí tertulias
que nos permitieron recordar muchos momentos vividos en
Andalucía. Tierra en la que nacimos. Y cuya prolongación
hemos encontrado en Ceuta. Fernando y María Teresa están
participando de la alegría de un bautizo. Y recordamos que
hace ya cierto tiempo que no coincidíamos en ningún sitio.
De modo que les expreso a ambos mi satisfacción por haber
podido conversar durante unos minutos. María Teresa y
Fernando, por su saber estar en todo momento, son personas a
las que uno no se cansa de hacerles el artículo.
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