El proyecto básico para la reforma y ampliación del centro
de salud del Tarajal tuvo en cuenta las características del
espacio -condiciones de la parcela, su topografía y el
entorno edificatorio- con el objetivo de plantearlo en los
mayores términos de eficiencia. En ese sentido, la
pretensión ha sido mantener, dentro de lo posible, los
espacios ya existentes, aunque cambiando su uso y
adecuándolos. Por ello, desde el principio se estableció que
la obra tendría que adaptarse al solar y a la edificación
existente. En ese sentido se apostó por crear accesos
diferenciados aprovechando la tipografía del terreno. Es
decir, se mantiene el acceso peatonal existente desde la
esquina sudeste de la parcela, pero se aprovecha la
pendiente del terreno en su lindero Este para proyectar el
acceso rodado de entrada al aparcamiento. Como en dicho
espacio ya existe un camino peatonal, la obra sólo requiere
adaptar dicha superficie y pavimentarla.
El proyecto recoge que todas las dependencias deben tener
luz y ventilación natural, para lo que se han proyectado
patios ajardinados entre los dos edificios. Así mismo,
aunque la obra esté programada en dos fases -con la
finalidad de facilitar la asistencia sanitaria durante su
ejecución-, la intención del proyecto es que la totalidad
del edificio se perciba como una sola unidad, así como que
sus dependencias tengan “una organización funcional lógica y
racional”.
De estas premisas nace un proyecto base que estipulaba un
conjunto edificatorio formado por dos volúmenes relacionados
entre sí por una ‘pastilla’ principal de comunicaciones.
El proyecto también contempla otra serie de aspectos como
las mejoras relativas a la seguridad contraincendios del
edificio. Así, además de los sistemas de detección y
extinción, existen dos escaleras de evacuación en los
extremos de los bloques Norte y Sur, así como la del núcleo
central.
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