El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer,
una jornada reivindicativa en la que recordamos el
importante papel de las mujeres en todas las sociedades, los
avances hacia la igualdad y el trabajo aún pendiente,
importante también, para que, esa igualdad, sea efectiva y
real.
Muchas, incomprendidas en el pasado, pero sobre todo
valientes, lograron avances hoy reconocidos. El principal,
emprender un camino, cimentado con fuerza en el principio de
la libertad y el valor del esfuerzo, por el que seguimos
avanzando.
En las últimas décadas, se han incrementado los esfuerzos
para potenciar el papel de la mujer y su empoderamiento en
todos los ámbitos de la sociedad. Al abrigo de la
Constitución, que establece el principio de igualdad y no
discriminación e insta a los poderes públicos a regirse por
dichas reglas y promover las condiciones para que la
libertad y la igualdad sean reales y efectivas, se han
intensificado las políticas que, desde diferentes
instituciones, organismos y organizaciones, se han
desarrollado para propiciar una participación igualitaria de
las mujeres en la sociedad.
Pero pese a lo conseguido, seguimos siendo las más
desfavorecidas en muchos ámbitos. Seguimos aglutinando la
más alta tasa de desempleo, siendo diferenciadas en los
salarios y, pese a los avances en materia de conciliación de
la vida familiar y laboral, somos nosotras las que asumimos
la doble jornada que requiere la realización de esa,
también, doble tarea.
Por si fuera poco, a esto hay que sumar la lacra social de
la violencia de género. Cada vez son más las que denuncian
los malos tratos, pero es fundamental, prioritario y
obligado seguir luchando para que ni una más sea víctima de
la violencia machista.
Esto no es algo ‘de mujeres’. La responsabilidad es
compartida. La obligación de actuar, también. Todos, unidos,
hemos de combatir la violencia de género. No se trata de una
lucha individual y aislada de la mujer. Y de esto hay que
concienciar a las instituciones, organismos, asociaciones y
ciudadanía en general para que, potenciando los mecanismos y
las medidas multidisciplinares necesarios, guardando y
protegiendo los derechos de las mujeres que viven sumidas
por el miedo, el terror, la desigualdad, avancemos nuevos
trechos hasta llegar a la meta, a la igualdad real y
efectiva, esa en la que el machismo, en sus distintos grados
de violencia, no tiene cabida.
Las administraciones juegan un papel importantísimo en la
labor de concienciación. Han de arbitrar medidas; deben
abrir foros de debate adecuados; tienen que proporcionar y
difundir información que, al servicio de la prevención,
además, sensibilice; y, también, tienen el deber de promover
planes para la igualdad de oportunidades entre hombres y
mujeres.
En el año 2000, se constituyó el Consejo Sectorial de la
Mujer, un órgano superior de consulta y asesoramiento no
vinculante. Nació de la intención de disponer, por un lado,
de un foro de participación para la promoción de la mujer y,
por otro, de un órgano de lucha para la igualdad de
oportunidades.
Desde entonces, Ceuta, como antes los hicieron, con éxito,
otras autonomías, cuenta con este nuevo cauce de
participación para el desarrollo de las políticas públicas
de igualdad y bienestar social; dispone de este nuevo medio
de coordinación entre instituciones y asociaciones de
mujeres; emplea este nuevo canal de comunicación y
asesoramiento sobre todos los asuntos que afecten a la
calidad de vida de las mujeres en la sociedad; y echa mano
de este otro instrumento para potenciar, entre las mujeres,
la toma de conciencia de sus derechos.
Aunar esfuerzos. Ese era el propósito general. Ese es el
propósito conseguido. Por iniciativa propia o a sugerencia
del propio Consejo, hoy, forman parte del mismo 15
colectivos.
Informar de las propuestas que la Ciudad Autónoma realiza en
materia de mujer, seguir y evaluar las actuaciones que
desarrolla la Consejería competente, coordinar las
actuaciones de sus integrantes entre sí y con el Área de
Mujer de la Ciudad, definir estrategias conjuntas de
actuación y mantener una causa común de preocupación y lucha
contra todo tipo de merma de derechos de la mujer. No es
esta una relación de propósitos. No. Es su tarea. La tarea
del Consejo Sectorial de la Mujer.
Si algo tiene de importante este Consejo es la puesta en
común de los problemas que sufren las mujeres en todos los
ámbitos de la sociedad. Por encima de esto, su valor radica
en ser fiel a ese espíritu de unidad, demandado y exigido
por imprescindible a toda la sociedad, para, así, unidos,
sin distinción por razón de sexo, religión, ideología o
cualquier otra cuestión que pueda marcar diferencias entre
individuos, afrontar la misión de buscar y encontrar
soluciones a la violencia contra la mujer por ser mujer.
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