¿Cuantas grandes y pequeñas
empresas y autónomos habrán ido a la ruina por la
imposibilidad de cobrar a las entidades locales? Y no
precisamente porque las administraciones sean esencialmente
morosas en toda España, sino porque, en un momento dado se
ha producido una especie de fractura y ya no había dinero
para atender a los pagos, caos financiero total. Que ahora
comienza a enmendarse con medidas concretas y determinadas,
medidas que esperamos que sean bien recibidas por toda la
oposición y que no comiencen a lamentarse con las bocas como
los culillos de las cabras diciendo que el hecho de que sean
los bancos quienes paguen las facturas y luego las remitan
al ICO supondrá el tener que pagar más por el dinero.
¡Absurda falacia! El que las entidades locales funcionen con
créditos es algo normal, porque ni los Ayuntamientos ni las
Comunidades Autónomas reciben los billetes en sacos y los
guardan debajo de las mesas, sino que cualquier financiación
es pura arquitectura económica, por mucho que nos pese el
que los bancos estén por medio.
A no ser que... Las nuevas “buenas prácticas bancarias” como
la dación del piso por la hipoteca, dejen de ser
consideradas como una especie de gesto altruista y se
conviertan en una norma de obligado cumplimiento cuya
conculcación tenga respuesta penal. Al igual que hay que
penalizar con extraordinaria severidad ese repugnante delito
que no aparece en nuestro Código Penal que es la usura,
artífice directa de la desdicha de cientos de miles de
españoles.
Lo fundamental es que el Gobierno en general y el de Ceuta
en particular, han articulado mecanismos para saldar unas
deudas que han tenido agonizando a las empresas y a los
autónomos, por más que no hayan podido evitar la pequeña
vileza de advertir que cobrarán antes las empresas que hagan
“una rebajita” que es lo que viene ser la políticamente
correcta alusión a que “se dará prioridad de cobro a las
empresas que realicen un descuento sobre el importe
principal de la obligación pendiente de pago”. Es decir que
en lugar de pagar mal, tarde y nunca, pagarán tarde y con
descuento. Pero el caso es que declinen en primera persona
del indicativo ese verbo “pagar” que tendrá la consistencia
de un balón de oxígeno y una inyección de adrenalina en
miles de empresas y de profesionales que andan lampando
desesperados. Este tipo de medidas y no otras, son las que
suponen un auténtico incentivo a la economía, porque cada
empresa quebrada por falta de liquidez supone una brutal
destrucción de empleo y en nuestro sistema de economía
liberal el empleo lo crean las empresas y no el Gobierno
“inventándose” empleos que son puro humo. No hay que olvidar
que no estamos en Cuba ni queremos trabajar para el Gobierno
si no es tras haber superado una oposición y con una plaza
fija dentro de la escala del funcionariado con la seguridad
que ello comporta.
Así puede decirse que el Ministerio de Hacienda y el de
Economía están haciendo correctamente los deberes y los
plazos de los cobros no parecen alargarse en exceso, lo
importante es que las entidades locales lleven las cuentas
bien claras y que los acreedores puedan comenzar a acudir a
los bancos a cobrar y luego que se las arreglen con el ICO y
con los créditos. Aunque habrá que discutir muy y mucho el
tema de los intereses, porque los españoles estamos hasta
las mismas partes pudendas de vivir de rodillas ante los
banqueros y más aún de comprobar como el Estado ha soltado
millones para ayudar a los bancos y estos se los han zampado
y no han suavizado ni los créditos ni las hipotecas. Pero
por ahora me ahorraré mis bien argumentadas fulminaciones
contra la usura bancaria y los contratos leoninos con
profusión de “letra pequeña” porque estamos en los
prolegómenos del “cambio” y todos tenemos la esperanza de
que el actual Gobierno resarza a la ciudadanía de los
pesares que ha causado la Banca.
El secretario de Estado de Comercio ha anunciado que será
“cuestión de días o de semanas” así que los pagos parecen
inminentes y van a suponer un importante revulsivo para
paliar la escasez y sacar a las empresas de los números
rojos, al tiempo que la reforma laboral simplificará las
contrataciones y los despidos por lo que existirán mayores
garantías para crear empleo. ¿Y los dineros y subvenciones
de los sindicatos con sus épicas tragaderas cuando se
racionalizarán? ¿Y cuando se echarán las cuentas bien claras
y nos enteraremos de otros casos como el del “consejero
Martínez” del torno al Consejo de Administración con 180.000
euros de sueldo anual? ¿Y con el sueldo del ugetista
Martínez no podríamos dar empleo a un buen puñado de jóvenes
médicos y científicos de la nueva emigración y que retornen
a España? ¿Y por qué los sindicatos no se limitan vivir en
exclusiva de las cuotas de sus afiliados como en todos los
países? ¿Y no se podría destinar los dineros que se llevan
los sindicatos a crear empresas y que esas empresas generen
empleos para que los españoles dejemos de ser un país de
emigrantes?.
Reflexiones básicas aparte lo esencial es que los
desventurados acreedores van a cobrar a través de los bancos
y que el dinero va a circular. Porque no podemos seguir
tirando del lastre vergonzoso de ser el país con más pobreza
de Europa: once millones seiscientos mil pobres en España es
la última cifra oficial del Gobierno.
Y medio millón de pymes desaparecidas, más miles de ellas
esperando cobrar las cantidades que se adeudan. ¿No piensan
a veces que los socialistas nos han llevado a una situación
demasiado calamitosa como para ser cierta? Yo, con mis
cortas entendederas lo pienso así.
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