La mona se estaba rascando el
colodrillo mientas me miraba fijamente con esos ojos sin
color bien definido, tal vez recordando a aquellos
familiares suyos que andan encerrados en las jaulas de un
parque llamado San Amaro.
Un trozo de bocadillo de mortadela no más grande que una
cajetilla del tan vilipendiado tabaco, que algún italiano
deja adrede mientras prepara la cámara fotográfica, yace
descolorido encima de una de esas barandas rocosas que
delimitan el camino.
Un monito juguetón salta por sorpresa al asfalto y se
abalanza sobre el trozo de bocadillo de mortadela, no más
grande que una cajetilla del tan vilipendiado tabaco, entre
los chillidos de la que parece ser su mamá.
En horizonte, la costa de África se divisa nítidamente a
pesar de tener el sol en contra del que mira y, entretanto,
se puede observar los surcos que las estelas de los barcos
dejan en el mar.
Es una roca desnuda, un istmo pequeñajo desde el que se
controla buena parte de la zona marítima y que en otros
tiempos tenía un valor incalculable como centinela defensivo
con anteojos.
Hoy en día, con tantos adelantos electrónicos y con
suficiente cobertura a través de los satélites espías… está
de sobra. No tiene ninguna utilidad estratégica como no sea
la de permitir al negro dinero convertirse en blanco cual
Michael Jackson, con perdón de su alma.
La Europa Road culmina en una pequeña rotonda, casi al borde
de Punta Europa y con un faro que hace compañía solidaria a
un triste y desarrapado barco semihundido, mientras que con
su ojo apagado mira directamente las montañas del Rif.
Una roca que carece de playas, de tan abruptos son sus
acantilados, con cinco o seis calles que corren, casi
paralelas, a un solo lado, el del oeste y que no tienen más
relevancia que cualquier calle de cualquier pueblo cercano…
¿Esto es lo que quiere el señor ministro de Asuntos
Exteriores, José Manuel García-Margallo, presentarnos como
una cortina de humo?
¿No existen otros temas más importantes sobre política
exterior?
Vemos que le gusta, al señor ministro y demás miembros del
Gabinete rajoyano, recrearse en la Memoria Histórica,
escrita a gusto de ellos, volviendo a las andadas del
¡¡Gibraltar español!!, con que Franco prodigaba sus
exaltaciones patrióticas cuando quería desviar la atención
sobre el buceador que le colocaba inmensos peces en el
anzuelo de su caña de pescar impoluta, mientras que yo
pescaba una miserable truchita que tenía que devolver al río
ante la tosca mirada del analfabeto guardabosques.
Vuelven a hablar de Cuba, con la rabia contenida tantos años
por aquella amarga derrota, sin pensar que más traidor es
aquel que se arrima a quién lo derrota vergonzosamente.
No me digan que los EE.UU no echaron a España del Caribe,
dejándonos en un ridículo espantoso… muy amigos de los
singulares gobernantes norteamericanos me parecen los que
ahora sacan a la palestra al país propiedad de los hermanos
Castro.
¿A qué vienen estas ‘espantás’? ¿No existen otros problemas
de mayor envergadura?
Ya estamos hartos de las fintas conservadoras, ante los
problemas reales, y su farol de mirar los símbolos patrios
con intentos de transformar su política en una rondalla de
viejas comadrejas.
¿Marruecos exigirá Ceuta y Melilla?... es el mismo disco
rayado que los peperos han sacado de Los Encantes
barceloneses o del Rastro madrileño, más cerca de éste
último, con el que Franco se vanagloriaba de plantar en las
narices de la majestad moruna el nanay.
Acabo de apagar la tele, donde la primera cadena ofrece una
especie de tertulia política y donde un político de
derechas, del PP, cuenta atrocidades informativas
–perfectamente contrastadas con los hechos reales- que me
hace dar arcadas de vergüenza ajena.
¿Cómo es posible que afirme todo lo contrario a lo que se
muestra contundentemente con imágenes, sonidos y a todo
color?
|