Lo que implica que no deben tener
muy claras las cosas en los sindicatos de clase, ni es sus
partidos de los que son “correa de transmisión”.
Falta de acuerdo, entre ellos mismos, que se tradujo, en
Ceuta, en dividir a los manifestantes en las calles.
¿Así se puede ir con confianza al lado de los sindicatos?.
Desde luego que no, porque esa desunión implica carencia de
conocimientos de lo que han salido a reivindicar y con ello
desconcierto en quienes irían de buena gana, pero a un sitio
conocido, no al campo de la improvisación.
Ceuta, para todo es especial, de eso no nos ha cabido nunca
la duda y si la unión hace la fuerza, aquí en Ceuta los
trabajadores tienen una debilidad congénita propalada y
propugnada por los sindicatos que no saben lo que quieren,
no saben a donde van y quieren llevar, como si estuvieran
aborregados, a quienes, por el buen camino, querrían obtener
lo que ahora no tienen.
La cuestión, aquí, viene de muy lejos ya, en los sindicatos
de clase de Ceuta que son incapaces de acercar posturas. El
pasado domingo volvieron a salir a la calle cada uno por una
ruta tan diferente que llegar a acercarse costó “Dios y
ayuda”, sin que pudieran juntarse.
Y es que éste es el tipo de dirigentes de las
reivindicaciones que hay aquí, con lo que si un día se logra
algo, cada uno, con la memez que les caracteriza, piensa que
han sido ellos los que lo lograron, por independientes.
¿Gentes de este tipo pueden servir de catalizador para creer
en sus actividades positivas?. De ninguna manera y a las
pruebas nos podemos remitir, que cuando tenían previsto
terminar juntos, no sé si también revueltos, las
manifestaciones en la Plaza de los Reyes, el grupo comandado
por el impresentable Aróstegui, o lo que es lo mismo CCOO,
rectificó su recorrido, se paró antes y no fue capaz de
llegar a la Delegación del Gobierno.
Sólo esto es bastante para colocar en la diana de los
inútiles e impresentables a todos los que mangonean en el
grupo de los “cocos”, sin dejar de dar lo suyo, también, a
UGT que se quedó esperando, como el novio o la novia que
llega a la puerta de la iglesia y, tras esperar largo rato,
se tiene que volver a su casa porque quien iba a ser su
mujer o marido había cogido las de Villadiego.
Cada uno, por tanto, anduvo por su lado y eso sí, los
primos-hermanos o más cerca en la familia UGT-PSOE se unen,
parece que con “su” sentido para oponerse a una reforma que
consideran “perniciosa” para los trabajadores.
Aquí podemos estar de acuerdo o no con sus puntos de vista,
pero entre ellos defienden lo que consideran oportuno y
aunque equivocadas sus posturas debemos, cuando menos,
respetarlas.
Lo decíamos ayer, mucho ruido y pocas nueces en la marcha
“Revellín arriba” con los que se movilizaron al lado de los
“cocos” que se quedaron frente a Correos.
La verborrea de Aróstegui no podía faltar, tampoco, en esta
ocasión, especialmente cuando en tono mitinero llamó “a la
batalla” a los trabajadores a los que instó a luchar por los
derechos amenazados por la reforma laboral.
Sindicatos y realidad están muy distantes, lo mejor será
darles la espalda, porque con ellos de la mano no se logra
nada, salvo las subvenciones que éstos reciben injustamente.
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