La prensa nacional lleva días
denunciando y “poniendo a caldo” a los sindicatos
mayoritarios con pormenorizada información y muchos detalles
sobre sueldos, subvenciones y emolumentos. ¿Será verdad lo
que escriben de que el sindicalista Martínez de UGT gana
180:000 euros al año por estar en un consejo de
administración enchufado a dedo? Pues si es así vale más
meterse a liberado sindical que buscar la excelencia de un
titulo universitario y eso lo digo en un país, España, donde
el “arrejuntamiento” a un partido, un sindicato o unas
siglas, ha sido la forma y el modo de vida de mucho
“listillo”, ahorrándose así los engorrosos prolegómenos del
esfuerzo, el estudio y el mérito. Se ve que aquí para
ganarse la vida o se arrima uno a la política para agitarle
el botafumeiro al mandamás de turno, o se arrima a un buen
sindicato amamantado por el sudor de los españoles o te
eligen en el Gran Hermano o sales con un escándalo de braga,
liguero y colchón con un famoso y te metes a tertulian@. La
cara y el polvo se cotizan más que un doctorado en
Bioquímica y así nos va.
Pero el caso es que la gran manifestación sindicalista de
Ceuta ha sido un canto a la desunión y si nos atenemos a la
cifra de desempleados que sufrimos podemos afirmar que, los
parados no acuden a las convocatorias ¿Será que piensan que
los sindicatos andan sulfurados por si se les acaban
privilegios y subvenciones? En ese caso se tendrán que
manifestar y alborotar los que van a ser afectados por los
“recortes” y no los que miran con anhelo las reformas como
medio de detener el desmoronamiento económico, tienen la
esperanza puesta en que aprieten a la Banca (“Querido
Emilio”) y el crédito vuelva a circular, beneficiando a las
pequeñas y medianas empresas que son el gran motor de
nuestra economía y quienes han de generar puestos de
trabajo. Así los más incrédulos piensan que, con la amenaza
de manifestaciones y de una huelga, el Gobierno de Rajoy,
por temor, respete cifras y emolumentos de los Sindicatos y
que no se les ocurra comenzar a dar cifras, a filtrar
cantidades ni a denunciar sueldazos millonarios. Craso
error, a los periodistas los dedos se les vuelven huéspedes
sobre los teclados y el que sabe o se entera de algo se
apresura a soltarlo y a denunciarlo, los ciudadanos se ponen
como fieras y se enconan contra esos clanes prefabricados
con mucha bandera roja, mucho discurso mitinero y muy buenos
dineros en la faltriquera. A los parados les deben querer
para hacer bulto y “ocupar las calles”. De ahí que a
determinados líderes como es el caso de Carracao, no le
interesa en lo más mínimo ni significarse ni tomar partido
para defender con uñas y dientes el sueldo del consejero
Martínez, mejor no identificarse, mejor no definirse y mucho
más inteligente tener visión de futuro y no achicharrarse
con un tema sindical que tiene a la ciudadanía más quemada
que el cenicero de un bingo.
Los sindicatos de Ceuta ni marchan unidos ni tan siquiera
son capaces de acabar juntos la protesta (con el legítimo
fin de dar idea de “muchedumbre”) opino que como en UGT son
buenas personas llegan a creerse a pies juntillas los
mandamientos de sus líderes y los de CCOO ni eso. Lo que les
consta es que en Ceuta hay miles de parados que no responden
a sus convocatorias porque no les interesan, ni se sienten
representados por UGT y CCOO, ni van a hacer caso de sus
invitaciones a manifestarse porque ven los telediarios y
leen los diarios y no quieren ser utilizados como arma
arrojadiza, ni manipulados por quienes, en el fondo y en la
forma, defienden sus propios intereses y ventajas y que no
son en absoluto quienes tienen que pedir a la tienda del
barrio “que les fíe” para poder comer. Resulta infinitamente
más creíble y sensato el mensaje del Gobierno que cualquier
cosa que puedan decir esos sindicatos que han contemplado
impasibles como los trabajadores se iban al paro y miles de
empresas tenían que cerrar. Con el Gobierno del PSOE los
últimos años deberían haber sido a huelga general diaria,
pero no lo fueron y por algo será.
UGT y CCOO deben empezar por recuperar la confianza de los
trabajadores y ser capaces de llegar a los parados. Hasta
Martínez el consejero ugetista debería ser capaz de llegar a
la España del hambre o al menos formar un comité oficial de
despedida en plan emotiva de esos 300.000 maravillosos
licenciados y doctores que, mochila al hombro y ordenador
bajo el brazo, han emigrado ya. ¿Y cómo podrían colaborar
también los de los sindicatos? Se me ocurre algo entrañable
como incentivar en los países que acogen a nuestras
brillantes mentes que tienen que emigrar, la creación de las
“Casas de España” con sus banderines del Real Madrid, del
Barça y del Logroñés, sus postales sobadas, sus nostálgicas
tapas y en Navidades la visita de algún famoso para una
actuación, antaño llevaban a Encarnita Polo y a Paquita
Rico, ahora podría alargarse Karina que es muy de la España
del landismo. ¿Y grita unitariamente la voz de UGT y CCOO
clamando por la vuelta de nuestros jóvenes? Ni eso. No les
interesa, al menos en Ceuta. Y por tamaña irrealidad a sus
manifestaciones, ni los parados van.
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