Desde la Asociación Búscome queremos exigir un mayor
compromiso y concienciación de quienes tienen la protestad
para cambiar el sistema, modificarlo y sentar las bases de
un verdadero compromiso y proyecto integrador. Todavía no
hemos logrado entender qué es la Violencia de Género porque
aún existen casos desamparados, olvidados y controlados por
sentencias, opiniones, resoluciones y acuerdos que separan
los hechos en casos aislados, sin caer en la cuenta del
continuo del maltrato. Las mujeres que son víctimas de
violencia de género no dejan de serlo después de poner la
denuncia, porque el maltratador no sólo buscará las maneras
de seguir controlando y dominando en la distancia y de forma
sutil, sino que utilizará, en la mayoría de los casos, a los
hijos y las hijas para ejercer esa presión. Las víctimas
volverán a sentir la anulación de no saber cómo enfrentarse
a una vida marcada por la ambulación y el miedo.
¿Quién controla esos regímenes de visitas? ¿Qué sucede
cuando acaba la orden de alejamiento y las mujeres tienen
que encontrarse con el maltratador? ¿Cómo afecta en los
hijos y las hijas el hecho que los padres no puedan verse ni
hablarse? ¿Quién trabaja la relación de las víctimas con sus
hijos e hijas?
En Búscome sabemos, que basta un segundo de la mirada de la
mujer ante el que fue su agresor, para romper las piezas de
construcción de todo un tratamiento encauzado a dirigir las
riendas de su propia vida. Las mujeres están desprotegidas
en el aspecto emocional, y los y las menores apenas son
tratados por quienes tienen el compromiso de hacerlo. Los
jueces y las juezas no logran empatizar con la Violencia de
Género más allá de lo físico y conceden sentencias listas
para provocar, en un futuro, el encuentro de esos padres,
perjudicando con ello el estado emocional no sólo de las
madres sino también de los y las menores. El maltrato no es
puntual y por tanto, hay que evitar cualquier circunstancia
que posibilite un nuevo acercamiento entre el agresor y la
víctima. Si el sistema judicial profundizara realmente en el
ciclo de la violencia, en el perfil del maltratador, en los
factores de riesgos, en las secuelas que dejan, en los tipos
de maltrato, quizás esas mujeres lograrían respirar mejor
sabiendo que sus hijos e hijas, están ajenos a ese control.
No negamos ni rechazamos los regímenes de visitas, lo que
queremos es más intervención, al fin de evitar perpetuar en
el tiempo la violencia de género, una violencia de género
que también es social, económica, instrumental y
psicológica.
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