No me lo digan: ya sé que aun no
ha habido cambio de estación, pero en cuanto a los
movimientos alternativos de la ribera sur del Mediterráneo,
ni fueron en primavera ni son fundamentalmente árabes, al
menos en lo que al Magreb respecta. Y cuando lean estas
líneas, en las principales ciudades de Marruecos están
convocadas importantes y pacíficas concentraciones con
motivo del primer aniversario del Movimiento del 20 de
Febrero, que se incorporó a la historia hace ahora justo un
año. Es importante tener esto presente, pues si en el
Marruecos contemporáneo hay un antes y un después del
advenimiento al Trono de los Alauís del aun joven soberano
Mohamed VI, hay también una cambio de ritmo y una
aceleración, contenida ciertamente, del proceso de reformas
pendientes tras las manifestaciones de los jóvenes del
Movimiento del 20 de Febrero. Con la adocenada clase
política a verlas venir…
¿En qué ha quedado el espíritu del discurso real del 9 de
marzo…?; ¿en una Constitución maquillada y llena de
trampas…?; ¿en unas elecciones en las que, tras el
formidable triunfo de los islamistas parlamentarios del PJD,
se humilla al nuevo jefe de gobierno convocándole ¡en Midelt!
y se zancadillea sin rubor la formación gubernamental
mientras, ganando tiempo y sin ningún recato, se activa un
“gobierno paralelo” a la sombra del trono…?. No cuela.
Camino de Rabat, puedo adelantarles que hoy domingo y en la
capital del Reino está prevista una concentración de 24
horas delante del Parlamento, mientras que en la populosa
Casablanca, capital económica del país, la concentración
ciudadana tendrá lugar en la plaza delante de la “Baladía”
(Ayuntamiento) con una duración de 48 horas. Naturalmente y
como en los toros, si el tiempo y las autoridades no lo
impiden. Porque esa es otra: hay nubarrones en el horizonte
(hace un año y en Alhucemas hubo cinco muertos en extrañas
circunstancias) y está por ver la reacción del gobierno
encabezado por el PJD y presidido por el islamista
parlamentario Abdelilah Benkirán. Hace ahora también un año
Benkirán, como secretario general del PJD, vetó en el último
momento (lo sé bien porque pasé toda la tarde de ese sábado
en la sede del partido, en el barrio rabatí de Les Oranges)
la esperada participación de la “Chabiba” (Juventud), si
bien varios parlamentarios liderados por el actual
responsable de la cartera de Justicia, Mustafá Ramid,
asistieron a título particular a la masiva y festiva
manifestación que duró en la práctica todo el día. Yo me
retiré con los últimos activistas, pasadas las 19 horas.
Benkirán alegó entonces, como bien me explicó, que él se
negó a participar porque “Su Majestad estaba en peligro”. No
comparto esa tesis: Mohamed VI no fue entonces en absoluto
cuestionado pero ahora… Tengo la impresión, a pie de calle,
que al menos la figura del rey empieza a ser discutida y,
sobre todo, sus poderes, sus riquezas y su interesado
entorno. Me acuerdo perfectamente del “Dégage” (Véte) al
lado de una foto de Alí el Himma, ese turbio, ambicioso y
oportunista personaje cuya recuperación por Mohamed VI como
consejero real el pasado otoño, ha sido interpretada en
líneas generales como un bofetón al sentir popular. No sé lo
que ocurrirá, pero de haber enfrentamientos con las fuerzas
de seguridad éstos se cargarán en el “debe” del jefe de
gobierno Benkirán, quien hasta el momento ha hecho todo lo
posible y me consta por activar un diálogo social y explorar
todo un abanico de soluciones. En cuanto a la Monarquía…
bien haría en no enrocarse y, por el contrario, afrontar al
fin reformas de verdad. Marruecos es un “país fachada” y me
temo que los marroquíes, un pueblo amable, pacífico y
tranquilo, comienza a estar razonablemente harto de promesas
y cosmética. El futuro del rey no está en más manos que en
la suya y su única alternativa está en evolucionar hacia una
monarquía parlamentaria. Visto.
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