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OPINIÓN - SÁBADO, 18 DE FEBRERO DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

Fundación Chocrón, la troje de la mies del arte

Por Nuria de Madariaga


Comparecencia de los representantes+el “alma mater” de la Fundación Chocrón-Macías ante los medios de comunicación para presentar públicamente sus objetivos fundacionales y enumerar los proyectos artísticos,ecológicos, culturales y de contenido social que, bien se encuentran en proceso de ejecución, bien presentan aún la forma de boceto en plan anticipativo de la obra maestra que serán en su día.

Genéricamente todos los objetivos enumerados por Carlos Chocrón tienen un fuerte componente mágico, porque mágico y telúrico es el arte del oficio de orfebre que andan impartiendo en su Escuela, cuna de diseñadores, laboratorio de ideas de futuros joyeros que es lo mismo que decir de futuros artistas, rescate de las tradiciones más arraigadas y aromas lejanas de aquella Escuela de Toledo que hiciera singulares revueltos de razas, religiones y culturas, con resultados prodigiosos, según refiere la Historia. ¿Y es el arte, sabiduría? Lo es, porque el diseñador de joyas lleva su patria en la punta de su lapicero y de ahí surgen los conocimientos adquiridos en la Escuela-Taller, la experiencia acumulada desde el manejo de los metales más simples en funciones de aprendiz, hasta irrumpir con fuerza en la magia fría de la plata o en el oro esotérico. ¿Y dos años bastan para formar a un joyero? No, en absoluto, bastan para enseñarle a manejar las alas, luego, la pericia del vuelo a lo Juan Salvador Gaviota ha de adquirirse con voluntad, esfuerzo, disciplina y experiencia. ¿Y cómo pueden ser los alumnos que se empeñan en crear belleza a partir de metales y de gemas? Pues especiales. Por eso resultaba chocante oír a un individuo preguntar por los porcentajes de “inserción laboral” de los aprendices de magos, de los alquimistas en busca de la piedra filosofal, de los seres especialmente sensibles y capaces de diseñar y ejecutar una joya con forma de mariposa y las alas articuladas.

Advierto que una Escuela de Arte no es la Escuela de Construcción, ni un buen módulo superior de experto en energías alternativas. Es otra cosa. Ni mejor ni peor, tan solo diferente y el alumnado sea cual sea su raza y su origen presenta el factor de identidad de la imaginación materializada en creatividad, son artistas y su raza es ese arte que les imprime carácter y les hace funcionar con distintos parámetros. ¿Ejemplo vivo del intento de definir a un artista? El propio joyero y creador Carlos Chocrón que va pariendo ideas a cual más bella, algo normal en un hombre cuyo oficio es crear belleza a partir de metales nobles y caprichos de diamantes, de ahí que sueñe con una especie de Shangri-lá o jardín botánico para Ceuta ¿Del tipo del malagueño jardín de la Concepción o del Parque que atesora especies vegetales de medio planeta? Por ahí, por ahí, pero con diseño, nada de la gelidez de los jardines afrancesados con su geométrica vegetación domesticada, más van los tiros por rescatar, replantar y hacer crecer especies de este continente africano del que formamos parte y que cuenta en la zona del trópico con ejemplares arbóreos del Paraíso Perdido, pero con nuestras raíces meridionales, tirando para el Generalife, para la música de las fuentes, para los setos de arrayanes que alumbran flores blancas con forma de estrellas, para los serenos cipreses centenarios ¿

Y el limonero de la infancia del poeta en el patio de Sevilla? Sí, pero limoneros y naranjos traídos de las faldas rocosas de la Alhambra, allá por el Paseo de los Tristes a la vera del Darro.

¡Buena cosa ha hecho el joyero Carlos Chocrón abriendo una esquina de la caja de Pandora de los sueños y anunciando jardines museísticos donde las obras de arte las diseñan la Naturaleza y el buen Dios! Allí en la rueda de prensa y en el abundante ágape posterior digno de Pantagruel y Gargantúa (casi todos los periodistas se marcharon porque en esta ciudad de Santa María de África la costumbre es no tener jamás la elegancia social del piscolabis, como mucho un botellín de agua viudo, así que “ninguno” se esperaba semejante detalle gastronómico VIPS) menos esta escribidora y su compañera más otro par que conocemos las artes de Chocrón y sus andanzas con la jet, lo que presume el saber ser anfitrión.El caso es que “todo el mundo” quería detalles del jardín y cada cual aportaba nuevas ideas porque “se supone” que un jardín botánico como Dios manda tiene que tener un parque de mariposas para que los más pequeños tengan su primer acercamiento a la belleza absoluta. Y un rincón de Saint-Exupery con el baobab que aparece en “El Principito”

y el propio Principito en bronce aposentado a su vera y el zorro que en francés se llama “renard” y que quería ser amigo del niño para “crear lazos”. De hecho si no hay compromiso de baobab, Principito, renard, mariposas y varios guacamayos de alas bien coloreadas que dejen de contar conmigo para el proyecto. ¡Habrase visto! Y que vayan los alumnos de la Escuela de Orfebrería para robar ideas de la Madre Naturaleza y lanzarse a crear joyas modernistas decimonónicas, tipo Gaudí, aunque el genial arquitecto esenio esculpía el aire y Lluis Masriera el oro y las piedras preciosas. ¿Y por qué no va a ser la Escuela de Ceuta la del Renacimiento del Neomodernismo y del Neoart-Nouveau siglo XXI y se lanzan a los maravillosos esmaltes y a la escultura-joya ornamental? Veo a Carlos Chocron a la caza del lápiz para crear una joya flor de arrayán con prendido de azahares y alas miniadas de mariposas. ¿La tertulia durante el ágape? Presencia del jurista Guillermo Martínez, padre de nuestro Pitagorín reciclado en político y la idea común de que resulta perentorio un idílico jardín botánico con una romántica pérgola para celebrar bodas y mucho paisajismo floral primoroso para que los novios se hagan fotos y disfruten ese día de lo que es “como Dios manda” será que todos sabemos que Dios manda en lo que es bueno y bello del Universo. Y en el joyero Chocrón. Y en el baobab.
 

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