El Gobierno ha aprobado la mayor
reforma laboral desde que se instauró la democracia en
nuestro país. Y con esa reforma, ha eliminado muchas de las
rigideces que quedaban en un modelo de relaciones laborales
que estaba enquistado, desde los tiempos de “María
Castañas”, adecuándolas a las exigencias del mercado laboral
más en consonancia que los países europeos. Lo que, sin duda
alguna, nos hace acercarnos más a la vida laboral de Europa.
Quizás, no soy un entendido en la materia, esta reforma
laboral que se puede calificar como de revolucionaria pueda
incluso aumentar el paro a corto plazo, pero a medio y largo
plazo contribuirá a crear las condiciones para generar más
empleo estable en nuestro país.
Según una encuesta realizada por Sigma Dos, encuestas en las
que sigo teniendo mis dudas sobre todas ellas, pero que a
tenor de los últimos resultados de las mismas, se acercan
muchísimo a la realidad, acertando casi al cien por cien en
cada una de ellas, me vaya a llevar a tener cierto respeto a
las mismas.
Pues según esa encuesta el 65% de los parados aceptaría un
contrato con 20 días de despido y un 56% está dispuesto a
trabajar por menos del salario mínimo interprofesional.
A tenor del resultado de esta encuesta realizada entre los
parados, se puede pensar que en cierta medida es lógico que
los españoles que no tienen trabajo estén dispuestos a
aceptar lo que sea, con tal de tener un puesto de trabajo,
que les reportaría un dinero con el cual poder sacar su casa
adelante. Porque lo que quieren los trabajadores españoles
es trabajar y no depender de una ayuda que con el paso del
tiempo se acaba. O sea, con claridad meridiana, pan para hoy
y hambre para mañana.
Un gran sentido común por parte de los desempleados que sin
duda alguna, falta en algunos despachos oficiales y que
debería abrir los ojos a los sindicatos, quienes deberían
ser los principales valedores de los trabajadores sin
empleo.
Es cierto que no sabemos cuál va a ser la eficacia o la
ineficacia de esa reforma laboral, Pero no es menos cierto,
que deberíamos darle al Gobierno un plazo prudencial para
ver cuál es el resultado de la misma.
Lo que también es cierto que la última reforma laboral, en
la que estuvieron de acuerdo en firmarla los agentes
sociales sólo sirvió para enviar al paro a más de medio
millón de españoles. Y sin embargo ni una tentativa de
huelga, ni aunque se hiciese por etapas, como la que le
están preparando a Rajoy.
Como es curiosa que esta reforma laboral, sea aceptada por
las pequeñas y medianas empresas y los autónomos que, en
definitiva, son los que crean empleo y los únicos que se
opongan a ella sean la oposición que dejó España con cinco
millones de parados, batiendo todos los récords desde el
inicio de la democracia, en cuanto a parados nos referimos y
las centrales sindicales.
Pueden que lleven razón pero, de momento, los cinco millones
de prados son herencia del anterior Gobierno, a quienes las
centrales sindicales dieron la callada por toda repuesta.
Unas centrales sindicales que no han tenido el valor de
realizar una huelga general, y como cuando jugábamos a las
bolas los chavales de mí época, vana ser “un proba”, a ver
cómo resulta la cosa..
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