Hay cargos que parecen elegidos,
únicamente, para organizar francachelas, a cada instante, a
las gentes, posiblemente, con la idea de que se olviden de
la crisis y de las penurias que, también en Ceuta, están
pasando muchas personas.
Y ya sé que los encargados de todo este tipo de fiestas me
pueden decir que suprimirlo sería algo así como quitar el
“chocolate del loro”, es posible, pero el chocolate de un
loro y el de otro y el de cuatrocientos loros más ya forma
una buena “tableta” o eso nos parece a muchos de los que lo
analizamos sin partido alguno que nos respalde, nos obligue
o nos ayude a hacerlo.
Viene esto por el bombo que se ha dado a la “mejilloná” del
pasado domingo, en la que si otras veces había cuatro, en
esta ocasión había cuatrocientos, con lo que algún gasto
habrá supuesto.
Es el comienzo de los precarnavales de 2012, y si miramos
desde esas “mejilloná”, en nada se diferencia de las de
otros años anteriores, con crisis o sin ellas. Parece que
aquí no ha habido recortes, cosa importante si, también se
deja de meter la tijera en otras parcelas más necesarias y
más agobiantes, en las que parece que vale todo para los
recortes.
El gran ambiente – se dice- de la tradicional “mejilloná” se
trasladó a la Plaza del Revellín, a donde cientos de
personas acudieron desde la una del mediodía hasta las seis
de la tarde para disfrutar de las primeras coplas del
carnaval, al tiempo que consumían todos los kilos de
mejillones al vapor con que obsequiaba el área de Festejos.
Las fotos que aparecen en la prensa nos dan idea de la
auténtica multitud que se congregó en esa zona que, desde
ahora, puede ser el centro de las atracciones de Ceuta, la
Plaza del Revellín.
Era el anticipo, también, además de la invitación a
mejillones al vapor, de lo que será el concurso de
agrupaciones carnavaleras que va a tener lugar pasado mañana
desde las ocho y media de la tarde y el sábado desde media
hora más tarde.
La Plaza del Revellín se puso el primer disfraz de los
carnavales y en ella acogió una edición más de la “mejilloná”,
que en esta edición era la número 23.
Todos vamos cumpliendo años y eso de la “mejilloná” ha
cumplido los 23, lo que indica que ni es tan rancio y típico
como algunos quieren hacer ver, ni tan reciente y fuera del
ámbito de lo ceutí como piensan otros.
Y aquí me surge ahora una pregunta. ¿A la “mejilloná” de los
tiempos de crisis se van a añadir esas cenas o invitaciones
a “veteranos” seleccionados, como hubo, por ejemplo, en
vísperas de Navidad?.
Como disfraz y enmascaramiento de lo que nos rodea, esto de
la “mejilloná” puede tener sus alicientes. Como despilfarro,
frente a los tijeretazos de otras parcelas, a lo mejor no
tiene tal aliciente.
Lo curioso de todo esto es que muchos de los que reniegan de
los tijeretazos, incluso alguno de los que se han congregado
a las puertas del Ayuntamiento con sus silbatos, luego,
también, suelen acudir a festejar estas francachelas y eso,
lo mires por donde lo mires, no es lo más potable.
Con todo, los carnavales están ahí y las caretas tapan
muchas más cosas de las que creemos. El próximo año iremos a
la “mejilloná”, pero antes habremos tenido que ir a pagar
los impuestos, que en esta ocasión habrán estado un poco más
creciditos. No hemos hecho más que comenzar.
|