La desesperación puede llevar en muchas ocasiones a realizar
actos que quizás no estén dentro de la ética pero que pueden
ser comprensibles si se conoce el problema en profundidad.
Eso podría aplicarse al caso de Nawal Abdeselam, quien
debido a los numerosos problemas por los que está pasando se
ha visto obligada a ocupar una casa abandonada y en muy mal
estado, antes de verse en la calle con su madre y su hijo
enfermos. Ahora solicita ayuda para poder conseguir una
vivienda digna.
Si la crisis es dura para todos los que más o menos tienen
un sueldo y una casa en la que vivir, más insufrible se hace
para las personas que tienen la desgracia de encontrarse en
el paro y además con personas a su cargo y sin una casa
donde vivir. Esa es la historia de Nawal Abdeselam, quien
está viviendo una auténtica pesadilla y cuya desesperación
la ha llevado ocupar una casa abandonada.
En paro, con un hijo de tan sólo ocho meses con graves
problemas pulmonares y de visión debido a su nacimiento
prematuro, y también con su madre a su cargo con cerca de un
90% de minusvalía debido a una negligencia médica, Nawal
solicita ayuda a las autoridades competentes para poder
encontrar una casa en la que vivir y ofrecer un mínimo de
calidad a su madre y a su hijo, recalcando que no quiere que
le regalen nada, “lo único que busco es ayuda para encontrar
una casa asequible que pueda pagar trabajando”, dice.
Cuando la vida te da la espalda la verdad es que es para
ponerse a temblar. Nawal lleva años luchando por conseguir
una vivienda de protección oficial, incluso muestra a EL
PUEBLO numerosa documentación de la presentada en Emvicesa;
también ha solicitado acogerse a la ley de dependencia para
recibir una ayuda para su madre enferma y en un estado de
salud bastante precario, y lo único que ha conseguido hasta
ahora ha sido ver cómo día tras día y año tras año se le han
ido cerrando puertas sin motivos aparentes y por
consiguiente provocando un mayor grado de desesperación en
esta joven madre que afirma llorando, “no aguanto más”.
Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada Nawal y su
madre relatan a EL PUEBLO que esta situación no se la desean
a nadie y reconocen que sus familiares no han podido
ofrecerles mayor ayuda porque también están pasando por
momentos muy difíciles. Aseguran sentirse avergonzadas por
haber tenido que ocupar una casa abandonada pero que no
tienen otra alternativa pese a que la vivienda que han
ocupado es un nido de ratas y cucarachas además de un foco
de humedad que prácticamente dificulta el poder respirar en
muchas de sus dependencias.
Si parece que esta situación no puede empeorar, nada más
lejos de la realidad, ya que a Nawal se le acaba este mes de
febrero el subsidio por lo que sólo contarán con la escasa
pensión de viudedad de la madre. Pese a todo, Nawal sigue
luchando e iniciará en breve un curso tras el que espera
poder encontrar trabajo mientras solicita ayuda ante su
desesperada situación para poder encontrar una pequeña
vivienda.
EL PUEBLO se puso en contacto ayer con la consejera de
Servicios Sociales, Rabea Mohamed, quien aseguró desconocer
el caso de Nawal y se interesó por su situación con el fin
de ponerla en contacto con Servicios Sociales para, si es
posible, ayudarla a superar la dramática situación que está
viviendo junto a su hijo y su madre.
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