El miedo es una experiencia muy común para los seres humanos
y se trata, además, de una experiencia que tiene un
importante valor adaptativo para la supervivencia de la
especie. Normalmente, cuando hablamos de miedo adaptativo,
nos referimos a un conjunto de sensaciones que se ponen en
marcha como respuesta normal ante peligros reales (Marks,
1987). Sin embargo, cuando estas sensaciones se experimentan
en situaciones que no suponen una amenaza real, nos
encontramos ante un miedo que ya no es adaptativo. El
término fobia se utiliza para describir este tipo de
reacciones de miedo no deseables.
Ayer, la mala noticia que supone la desaparición de la línea
regular de helicópteros que une Ceuta con la Península, hizo
resurgir de alguna manera un antiguo “temor” que, algunos
ceutíes, ya tenían olvidado: viajar en barco.
Quizás resulte “chocante” para nuestros lectores, pensar que
alguien pueda tener miedo a viajar en barco y, sin embargo,
no experimente ningún temor durante un viaje en helicóptero,
pero ocurre en muchos casos.
¿TENEMOS UNA FOBIA?
A simple vista puede parecer que las fobias son tipos de
trastornos fácilmente identificables. Sin embargo, existen
algunas dificultades a la hora de delimitar las
características de una fobia y de fijar sus límites. Dado
que una fobia es una forma especial de miedo, una de las
dificultades diagnósticas más evidentes con las que nos
encontramos tiene que ver con el establecimiento de los
límites entre el miedo adaptativo y el miedo fóbico (Sosa &
Capafons, 1995). En relación con este punto existe un
acuerdo más o menos generalizado a la hora de señalar una
serie de características indicativas de una reacción de
miedo fóbico:
1) Es desproporcionada con respecto a las exigencias de la
situación. Aquí se considera que la reacción no se
corresponde con la existencia de una situación
particularmente peligrosa o amenazante para el individuo.
2) No puede ser explicada o razonada por parte del
individuo.
3) Está más allá del control voluntario.
4) Lleva a la evitación de la situación temida. Persiste a
lo largo del tiempo.
5) Es desadaptativa.
6) No es específica a una fase o edad determinada.
De todas las características señaladas, son especialmente
relevantes para la diferenciación entre miedo fóbico y miedo
adaptativo la persistencia, la magnitud y el carácter
desadaptativo del primero frente al segundo. Además de lo
anteriormente señalado, una reacción de miedo fóbico se
caracteriza, frente a otros trastornos por ansiedad, por
desencadenarse ante la presencia o la anticipación de un
estímulo o situación concreta, y el contacto o la
anticipación con la situación temida desencadena un patrón
típico de reacciones fisiológicas, cognitivas y motóricas (Lang,
1968).
En el plano fisiológico se pone en marcha todo un conjunto
de respuestas fisiológicas características de un aumento de
la actividad del SNA (tales como aumento en la tasa cardíaca
y respiratoria; sudoración; inhibición de la salivación;
contracciones estomacales; náuseas; diarrea; elevación de la
tensión arterial). El problema en este punto es que existen
importantes diferencias individua- les en el patrón de
reacciones autonómicas, de forma que no existe una única
medida que represente la reacción somática del miedo para
todos los individuos (Lacey & Lacey, 1958). Aspecto este que
adquiere relevancia a la hora de establecer criterios de
cambio o éxito terapéutico.
En el plano cognitivo o subjetivo el individuo puede
desplegar toda una serie de creencias sobre la situación
temida y sobre su capacidad para afrontarla, así como un
amplio conjunto de interpretaciones subjetivas acerca de sus
reacciones fisiológicas. Todo ello se puede traducir en
imágenes o auto-verbalizaciones de las con- secuencias
negativas que espera. Finalmente, a nivel motor la re-
acción más frecuente puede ser abandonar la situación temida
lo más rápidamente posible y tratar de evitarla en el
futuro.
MIEDO A VIAJAR EN BARCO: UNA FOBIA ESPECÍFICA
Como bien indica el título de este artículo, estamos
hablando de una fobia catalogada como específica. La
denominación de fobias específicas se viene utilizando para
hacer referencia a todas aquellas fobias en las que la
reacción de miedo está circunscrita o focalizada en objetos
o situaciones concretas. En este caso: nuestro “temido” e
inevitable, por lo que auguran las últimas noticias, viaje
en barco. Algunos autores han llegado a sugerir que las
fobias específicas situacionales podrían considerarse como
una forma moderada de agorafobia más que como una fobia
específica
Existen numerosos tratamientos para las fobias específicas:
terapias de exposición, cognitivo-comportamentales y
realidad virtual, tratamientos biológicos, etc., que
podremos desarrollar en futuros artículos. De momento,
esperemos que la posible eliminación de la línea regular de
helicópteros que tanta libertad nos ha ofrecido a ceutíes y
visitantes, quede sólo en un “temor” y no acabe siendo una
realidad.
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