“¡Esto tiene que acabar ya!”. La indignación de los vecinos
de la zona de Finca Guillén era ayer palpable tras una noche
de incendios en vehículos estacionados en la vía pública que
les afectó de forma especial. Un total de seis coches y una
moto fueron pasto de las llamas, algunos de ellos, por
“contagio” del incendio principal, en distintas zonas y de
madrugada.
Un total de siete vehículos, una motocicleta y seis
turismos, ardieron en la madrugada de ayer en las calles
ceutíes en una noche con récord de este tipo de incidentes.
En apenas cinco horas, entre la una y las seis de la mañana,
el fuego alertaba a los vecinos de Hadú, el entorno del
pabellón La Libertad y la calle Pozo, en la zona de Finca
Guillén. El primero de los avisos a los Bomberos, por el
fuego declarado en una motocicleta, se produjo a las 01.05
horas. Al lugar del suceso, en la calle Puyuelo Domenech, en
Hadú, se desplazó una dotación de bomberos que dio por
terminado el operativo a la 01.30. Según relataron testigos
presenciales a EL PUEBLO, la moto se encontraba amarrada con
cadenas a la verja de una casa desde hace “tiempo”. Apenas
dos horas después de apagado este primer incendio, a las
03.33 horas, los Bomberos recibían un nuevo aviso. En esta
ocasión, ardía un coche en la explanada junto al pabellón La
Libertad y el fuego, que se consideró extinguido a las 04.12
horas, afectó a otros dos vehículos.
Pero el mayor daño se produjo en tres vehículos estacionados
en la calle el Pozo, en la zona de Finca Guillén. En este
caso, el aviso a los Bomberos llegaba a las 06.22 horas. Dos
dotaciones del Cuerpo se desplazaron al lugar, donde ardían
dos vehículos marca Mercedes y un tercero que estaba cerca.
En este último caso, la intervención de un joven vecino,
Laasen Mohamed, que salió a la calle con un extintor, evitó
males mayores. Mohamed estaba viendo la televisión cuando,
según su propio relato, se dio cuenta de lo que pasaba y
acudió a por el pequeño extintor que tenía en un local junto
a su casa. Cuando intentaba apagar el fuego de uno de los
coches se produjo una explosión “tremenda” que alarmó a su
madre, Rahma, que gritaba “¡Mi niño, mi niño! Mohamed sufrió
heridas leves en la mano, pero un bombero le reconoció su
valentía, tal como señalaba él mismo.
“¡Esto tiene que acabar!”
Los vecinos de esta zona se lamentaban: “¡Esto tiene que
acabar ya!”, decía una mujer indignada. “Si la explosión
pilla a alguien le arranca la cabeza”, afirmaba otro
habitante del barrio. Otros ciudadanos reclamaban la
presencia de la policía: “Sólo se les ve en los controles,
cuando lo que tenían que hacer es estar de patrulla”,
afirmaban.
Hacia las 23.40 horas, otro coche ardía en la calle
Venezuela, de nuevo en Hadú.
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