Cuando aún no se había evaporado
el recuerdo del acto solemne de despedida de los soldados
que van al Líbano, hoy parte de ellos ya se encuentran en la
base ‘Miguel de Cervantes’ y mañana ya estará el segundo
grupo, con el general Herrero. Fallo de la oficina de prensa
militar por no informar de si la Reina de África está ya
reinando en tierras libanesas o si va en compañía del
general, aunque tal vez el secretismo se deba a motivos de
seguridad y de protocolo ya que los militares son
extremadamente estrictos en esos asuntos.
Lógico el que los familiares de los chicos y chicas que han
viajado y de los que van a partir, se sientan aliviados al
saberles bajo el escudo protector antimisiles más fabuloso
jamás creado por la Gran Mente Universal que es el manto de
la Santísima Virgen ¿Tiene alguien algo que añadir a esta
afirmación técnica y científica? ¿No? Pues mejor, porque no
me gustan las polémicas estériles y menos aún la necedad de
negar la evidencia.
Bello despliegue el de ayer en el puerto que parecía moteado
de boinas azules y si alguien quiere ponerse poético podría
comparar el color de las boinas con el azul de la flor que
se llama “nomeolvides”, pura sincronicidad porque ya se sabe
que ningún español deja jamás de recordar a los suyos cuando
se encuentran en tierra extraña. Por más que hablen de
merengosas “misiones de paz” porque ya es evidente que si
hay que poner firmes a los hezbollases se va a hacer y no
digamos en esa extraña guerra afgana que se finiquitaría sin
más pérdidas humanas y utilizando dos docenas de avionetas
de fumigar para destruir las cosechas de adormidera. Y sin
adormidera que vender para fabricar opio “los señores de la
guerra” y los talibanes iban a tener que tratar de adquirir
armamento cambiándolo por cabras. Pero está visto que los
asesores y analistas no suelen ser seleccionados por su CI
sino por su CP es decir “coeficiente de pelotas” pero no de
pelotas de las buenas sino de pelotilleros de los
mandamases.
Lo cierto es que de Ceuta a la base ‘Miguel de Cervantes’ y
les deseo buenas escaramuzas para que adquieran práctica,
misas de campaña excepcionalmente emotivas bajo la mirada de
Santa María, que de vez en cuando procesionen a la Madre con
todos los honores, tambores y cornetas para que si hay algún
enemigo se le pongan los pelos como escarpias y que aprendan
todo lo que puedan, que los chicos y chicas disfruten de
multitud de vivencias a cual más entrañable y emotiva.
Nuestros soldados van a un master y a adquirir profundas
experiencias profesionales y humanas, aunque discrepo
absolutamente sobre que les manden a limpiar los terrenos de
minas ya que ni el Líbano, ni Afganistán ni la misma
Groenlandia valen ni una gota de sangre española y además es
una misión absurda ya que los normal es que esas tareas las
desempeñen los propios libaneses que, cómo están en su
tierra, conocen mejor que nadie el terreno y les interesa el
asunto de forma directa.
Valor sí, pero imprudencia innecesaria arriesgándose en
trabajos que pueden hacer los lugareños que son los
principales interesados, me parece caer en el quijotismo y
esa gloriosa actitud es la ideal siempre que no esté por
medio algo tan principal como es la sangre española, que ya
se sabe que está calificada cómo Patrimonio de la Humanidad
y si no lo está “oficialmente” es porque nos tienen envidia
y nunca nos han perdonado el hecho de que tuvimos un Imperio
en el que nunca se ponía el sol y entre españoles y
descendientes de españoles, hispanos, sudamericanos y demás
para mí que sumamos más que los chinos a la hora de
compartir Historia, lengua, cultura y religión.
Resumiendo, que a los soldados que mandamos al Líbano son
Patrimonio de la Humanidad amen de Patrimonio Nacional y si
tan sólo uno de ellos se hace un sólo rasguño es igual que
si un pirado acometiera con un cutex Las Meninas velazqueñas
y les hiciera un arañazo: un daño irreparable. Normal que la
Virgen Madre acompañe a los hijos e hijas de España. ¿A
quien mejor que a ellos?.
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