No cabe duda que el comercio de
Ceuta siempre ha tenido algún problema y no, precisamente,
por los que han venido a comprar o vienen ahora mismo, sino
por las trabas, antes en la aduana de Algeciras y ahora, en
las colas interminables de la frontera.
La época del “imperio del transistor y los paraguas baratos”
Ceuta atraía a cientos de personas cada día, que venían
desde el otro lado del estrecho, unos en plan de turismo, a
comprar un transistor, una cámara fotográfica o una
calculadora, de las últimas que habían llegado al mercado de
Ceuta, a la Península llegarían más tarde, pero otros venían
para sacarse unas pesetas con las que poder ir tirando, ya
que compraban aquí unos productos que no había al otro lado
y a su regreso los revendían y con eso iban comiendo.
Ni que decir tiene que la llegada de los barcos de Ceuta a
Algeciras ocasionaba mil conflictos en la aduana y de
ordinario quien pagaba era el que menos había comprado, al
que se le hacía pagar por un simple transistor, de cinco mil
pesetas, mientras que otros cargados hasta los ojos pasaban
como Pedro por su casa. Mejor es no hablar de aquellos
controles en la aduana. Era lo que había y siempre con
incomodidades, además del barco, a la llegada a Algeciras,
el de la aduana.
Ahora el comercio tiene otro tipo de clientes y los
productos son diferentes, ya no vienen de Zamora, Cáceres o
San Sebastián a comprar un reloj, un transistor o dos quesos
de los holandeses, ahora la clientela más numerosa y regular
es la del otro lado de la frontera y a nuevos clientes,
nuevos problemas, porque en la entrada y en la salida,
siempre se van a encontrar con unas colas kilométricas que
incomodan la marcha y harán, a más de uno, abstenerse de
venir a hacer sus compras.
Ahora mismo, el cliente de Marruecos se ha convertido en un
activo principal para los comerciantes y para la economía de
Ceuta.
El comercio sabe, o debe saber, que tiene que cuidar esta
clientela, en vez de darle el trato irregular que, en su
día, se dio a los “paraguayos”.
Por un mejor trato, no cabe duda, la flexibilidad de los
horarios debe primar, por encima de todo, con lo que sábados
y ya veremos si en algún momento, también, domingos debe
permanecer el comercio abierto. Esto por lo que afecta, en
sí mismo, al comercio.
Pero hay más, la ampliación del paso fronterizo se ha
empezado a plantear como la principal de las opciones para
terminar con unas colas kilométricas que hace muy incómodo
el tener que venir a comprar a Ceuta.
Los comerciantes se han dado cuenta de esto, ven que esas
dificultades pueden entrañar que los posibles compradores
dejen de serlo, y no está la situación como para perder
clientes.
Hay algunos comerciantes, empresarios, que pretenden
reunirse, cuanto antes, con el delegado del Gobierno para
buscar una posible solución a esto que ha empezado a ser ya
un problema.
Desde la Confederación de Empresarios de Ceuta se ha
reclamado, en muchas ocasiones, que se agilizara el tráfico
en la frontera. Vamos a ver hasta donde se puede llegar, al
menos desde este lado de la frontera, porque desde el otro
“tienen sus normas” y esas es difícil que se vayan a
cambiar.
Y ya que, en tantas ocasiones, hemos hablado de los
horarios, Inditex y Cortefiel abrirán en el centro los
sábados por la tarde.
Algo se va logrando, especialmente, cuando aquí, al menos
los de Ceuta no tienen costumbre de abrir, salvo cuando se
vea una ganancia muy segura. La decisión de Inditex y de
Cortefiel de abrir sus tiendas en el centro de la ciudad
todos los sábados ha llevado a los representantes de la
Asociación Centro Comercial Abierto a animar a sus
comerciantes para que se sumen a esto. Lo veo difícil.
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