Recuerdo perfectamente y creo que ustedes también, las
tremendas fotos de los garajes o locales de Loma Colmenar
tras el paso de los delincuentes, pintadas, excrementos,
destrozos, basura... Y también recuerdo la desolación de los
vecinos ante los daños y el montante de los gastos que había
que hacer para reacondicionar los locales. Lógicamente no
existían cámaras de vigilancia para facilitar la labor
policial a la hora de identificar a los vándalos y suponemos
que aquello sigue igual, de hecho se comenta vox populi que
cuando los del Banco de alimentos llegaron al lugar se han
encontrado con que aún no había pasado Sanidad, que es
requisito básico para poder almacenar alimentos sean
perecederos o imperecederos, no hay luz y aquello es un
basurero. Pero, al parecer, antes de que lleguen los
inspectores de Sanidad y los de la limpieza para sacar
escombros e inmundicia, fregar, fumigar, desinfectar,
desinsectar, escamondar, pintar las paredes y dejar aquello
como una patena por mor de la defensa de la salud pública
colectiva, los abnegados trabajadores del Banco que estaban
anhelando un espacio desde donde poder seguir llevando a
cabo su labor humanitaria, han ocupado lo de Loma Colmenar.
¿Y qué tipo de seguridad habrán instalado para que la
primera noche no les revienten las puertas y les roben hasta
los cartones de almacenaje? Porque allí hace falta una
puerta blindada con alarma y cámaras de vigilancia y poner
rejas hasta en los desagües, ya está comprobado que los
chorizos entran a destrozar cuando les viene en gana y el
hecho de que allí estén productos que tienen un valor va a
atraer a los ladrones cómo la miel a las moscas, es decir
que llegan, revientan la puerta o la persiana, rompen lo que
puede, cargan el resto y se van a venderlo y a esperar que a
los del Banco se les pase el soponcio, compren un candado
nuevo y vuelvan a llenar el local de cajas de mercancías,
para poder regresar a robar pero esta vez con la
furgonetilla de un colega y a la vez siguiente con un
camión. Un lugar con antecedentes de incursiones delictivas
tiene que cambiar mucho para convertirse en un lugar seguro,
tampoco es necesario convertirlo en una cámara acorazada y
ya mirando mucho el euro y si resultan demasiado gravosas la
puerta de seguridad, las alarmas y las cámaras, al menos se
contrata un guarda.
Lo que sería una tragedia es que el Banco de alimentos fuera
objeto de robos, porque todos conocemos el servicio
impagable (me refiero a moralmente y no a que den los
productos gratis) que cumplen y la de hambre que le quitan a
las criaturas. Precisamente por la labor social que llevan a
cabo es por lo que, antes de ofertar ningún agujero para
almacenar las cajas, la Ciudad tendría que haberse ocupado
en acondicionarlo, dejarlo cómo los chorros del oro con sus
luces y sus estanterías, una cámara frigorífica y los
servicios. Es verdad que los del Banco están muy agradecidos
pero hasta para realizar una dádiva hay que hacerlo sin
humillar a las personas y que te den un local mugriento y
lleno de mierda es ofensivo y resulta una humillación para
los agraciados, digan lo que digan los del Banco y por mucho
que muestren su gratitud porque son personas buenas, pero
así no se hacen las cosas en el siglo XXI de la UE. La
acción de “dar” es magnífica, pero hasta para dar hay que
hacerlo con respeto y sin ofender. No es lo mismo dar una
manta a un mendigo que darle a un mendigo una de las
hediondas mantas de los calabozos policiales; en el primer
lugar se le favorece y se hace que esté caliente, con la
manta fétida se pone en peligro su salud porque puede coger
una enfermedad.
¿Conclusión? Bien por el trabajo de quienes reparten los
alimentos y la gratitud de todos por su labor. Mal por quien
no llegó de antemano a Loma Colmenar con el cubo, la
fregona, la lejía, los trastos para limpiar, los de Urbaser
y los que instalan Securitas Direct.
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