Sonu Keswani, nacido en Bombay pero criado en Ceuta desde
los cinco años, es uno de los pilotos españoles que emigró a
tierras orientales hace ya tres años. Ammán (Jordania) ha
sido su destino durante casi dos años y, desde Agosto de
2011, reside en Kiev, desde donde vuela con la companía
charter Jordan Aviation.
“Necesitaba un cambio...crecer más a nivel profesional y
personal”, dice desde la helada capital de Ucrania, a la que
admite no haberse acostumbraado todavía. “Nadie dijo que la
vida fuese fácil, menos el mundo de la aviación. Al
contrario de lo que el resto de mundo piensa, en terminos de
glamour, eso no existe ya.”
Keswani conoce a varios pilotos españoles que han tomado el
mismo camino que él. Aunque en Kiev son menos de los que
podía haber encontrado en Jordania, al menos cuenta con otra
persona más.
De momento, el piloto pretende aprovechar la oportunidad de
viajar a nuevos destinos como Canadá, Nueva York, Bangkok,
Pekín o Colombo (Sri Lanka), aunque según reconoce tampoco
se plantea una larga temporada en Ucrania.
“Personalmente, he perdido las ganas de quedarme en algun
sitio en concreto...pero sí me gustaría moverme a algún
lugar más cálido que el actual. ¿Merece entonces la pena
dejar atrás los amigos y la familia en pro de un futuro
profesional? Para Keswani habría mucho que decir sobre lo
que es en realidad la “oscura” vida de un piloto.
“A veces hay que hacer las cosas solo pensando en la
familia... O te vas a buscarte un trabajo bien remunerado,
pagando el estar lejos de tu familia, o te puedes quedar en
España a esperar que Vueling incremente sus salarios de
2.000 euros a uno digno, algo que nunca sucederá”, lamenta.
En cualquier caso, se muestra satisfecho con las decisiones
tomadas y el rumbo que le ha dado a su vida: “No me
arrepiento para nada de haber venido aqui”, se despide.
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