No es la primera vez, ni por desgracia será la última, es
algo a lo que ya me acostumbré aunque sigo sin entenderlo.
Pero también digo a través de este escrito, que mientras
esté en mi mano, no callaré barbaridades como esta. Hace
unos meses, en este mismo diario, denuncié el mal
funcionamiento de los funcionarios públicos con respecto a
protección animal y servicio de recogida de animales y hoy
estoy aquí para denunciar más de lo mismo haber si alguien
lee mis palabras y le late algo bajo el pecho.
La noche del pasado Miércoles, en la Avenida Polígono Virgen
de África, donde está el centro de la tercera edad, estaba
yo como de costumbre dando un paseo a mi perrita. Noté que
comenzó a tirar de mí hacia la carretera muy nerviosa, y
allí estaba; un pobre gatito de apenas dos meses que había
sido arrollado, bien por una imprudencia, o por un cabestro
que hizo puntería con él. El caso es que allí estaba el
animalito sin vida en un charco de sangre. Ni se molestaron
en apartarlo de la calzada para que no lo arrollasen una y
otra vez. ¿grotesco verdad? algunos piensan que si, otros
que simplemente es un gato... y que hay muchos. Yo no podía
dejarlo ahí, así que con mucho cuidado, lo aparté a un lado
de la acera, detrás de un murito amarillo. Llamé al 112,
indicándoles qué había pasado, y el lugar donde había
depositado al gatito. Su respuesta fue clara y concisa; “
Llamaremos para que lo recojan.”
A la mañana siguiente, después de una noche lluviosa y con
mucho frío, volví a la calle a darle el paseo matutino a mi
perrita, cuando lo volví a ver allí, hinchadito y con los
ojos abiertos, todo cubierto de agua y hojas que arrastró el
viento. Volví a llamar y me dijeron que ya habían avisado
que se pasarían a recogerlo. Lo mismo pasó a las 2 de la
tarde, y nadie se preocupó. Tan solo unas vecinas, que le
daban de comer, una de ellas al encontrarlo lloró; pobre
gatito pero que te han echo.
Jueves noche, el gatito sigue ahí, cada vez hace más frío y
el pobre está cada vez más rígido. Vuelvo a llamar al
servicio de emergencias, informándoles que soy la estúpida
que ha llamado 3 veces para que lo recojan, y tras una pausa
me anuncian que ellos no pueden hacer nada más que ya han
informado, y que ya lo recogerán. No sé que es peor, si el
tono de indiferencia, o el pasotismo con respecto a este
tipo de temas. ¿Que tengo que hacer? Cada vez que bajo lo
encuentro y no puedo evitar sentirme impotente. ¿Tengo que
cojerlo yo y enterrarlo? Pero para esto hay un servicio
dedicado a hacer este tipo de cosas, y por lo visto pasan,
porque hoy es Viernes, y el gatito sigue ahí. No soy capaz
de verlo ni un día más en ese estado, y lo que más me duele
es que haya gente que me llame loca por preocuparme por este
tipo de cosas. Y no, no quiero que vengan y se lo lleven en
un cubo de basuras como me insinuaron la última vez. Estoy
harta de que cada vez que llame, solo sean evasivas y
excusas sin sentido. Que por ser un animal, no se preocupen
y lo dejen pudriéndose en una esquina. Señoras y señores
lectores, les dejo una frase para que puedan reflexionar; “
Si los animales tuvieran religión, nosotros seríamos el
diablo.”
Juzguen ustedes mismos, pienso hacer lo posible y denunciar
mil veces para que este tipo de cosas no vuelvan a pasar.
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