La Historia de nuestra Iberia Vieja ni tocarla! Lo digo cómo
española, incapaz de renunciar ni a un sólo segundo de lo
que constituye nuestro patrimonio intangible, pero de
consistencia de acero. ¿Cómo se atreve Mohamed Alí a atacar
nuestro pasado? ¿Reniega tal vez de las raíces de aquellos
guerreros que llegaron a Ceuta, de nuestros admirables
Templarios, gloria de Occidente, reciclados en Caballeros
Negros y del desembarco de la Emperatriz de África la Virgen
Santa María? ¿Y va a tener el Gobierno de la Ciudad Autónoma
de Ceuta los santos cojones de permitir que esta ofensa
quede sin respuesta?.
Españoles o portugueses, lo mismo da, idénticos arquetipos
de iberos viejos, malamente divididos por conveniencias y
connivencias de monarcas y de herencias mal repartidas. Pero
el mismo numen ¿Que llegó primero Enrique el Navegante para
borrar de un plumazo la carretera marina que ya por siempre
nos unirá con el resto de la Península Ibérica? Bien que
hizo y a la vista está. ¿Y quienes componen la Península
Ibérica? Pues España y Portugal, desde el principio de los
tiempos y desembarque uno primero y el otro después resulta
indistinto.
De hecho, escrito estaba que el continente africano
necesitaba una Reina coronada y que una Virgen gótica
viajera, una Pietá con su Hijo en el regazo, suspiraba desde
el castillo templario de Tomar, esotérico, mágico y
gnóstico, por cruzar los mares y expandir su luz desde un
Santuario abierto al sol poniente. ¿De “matanza” se atreve a
calificar Mohamed Alí la llegada de los portugueses y de los
Caballeros Negros para implantar la semilla de lo que hoy
somos? ¡Lástima que el juez Garzón se encuentre rindiendo
cuentas desde el banquillo, porque Ali y los suyos se
podrían haber alargado al Central 5 de la Audiencia Nacional
y denunciar a Enrique el Navegante por “crímenes de guerra”!
Y así Garzón podría haber pedido el certificado de defunción
del monarca para ver si le podía imputar.
Mala cosa, mala cosa renegar de la Historia, máxime para un
abogado español que es abogado y español, precisamente
porque a Enrique el Navegante le entró la ventolera de
buscar las columnas de Hércules y atravesar los mares donde
otrora reinara Neptuno el Dios de los atlantes en pleno
delirio del subconsciente, navegando por este océano
quimérico, hermético y colérico. Sacro deambular el de la
nave que guardaba en su vientre de madera a una Madre
Dolorosa acunando a su Hijo. Españoles y portugueses,
afinidades afectivas y coincidencia de arquetipos y nadie se
enfrenta impunemente a esta Historia vernácula que late en
los repliegues de nuestros corazones. ¿Que hubiera preferido
Mohamed Alí? ¿Que Enrique el navegante hubiera desembarcado
en otro punto geográfico y que Ceuta no hubiera existido
jamás? ¿No les parece una especie de entremés del cerrilismo
y del negacionismo histórico?. Mala cosa.
Lógico que solicitemos que Mohamed Alí pida perdón
públicamente por la ofensa y por la falta de respeto a
nuestra Memoria Histórica y que rectifique de inmediato
porque, de sabios es errar y de necios insistir en el error
y la lección de Ceuta es una lección de fidelidad a las
raíces y de gratitud sin resquicios hacia aquellos por
quienes somos y estamos, aquí y ahora. Esa y no otra es la
mágica evidencia, al igual que evidente será la emoción que
viviremos en el 2015. Y más evidente aún que Alí tiene que
pedir perdón.
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