Y llegaron las explicaciones, algo
a destiempo si consideramos la algarada sindical con las que
fueron recibidas las anunciadas y pronunciadas “medidas de
austeridad”. Indignación que proseguía ayer tarde en la
cumbre convocada por tres grandes centrales, UGT, CCOO y
CSIF, pero la sensación latente en las intervenciones de los
líderes sindicales era más que de reivindicación, de
profundísima preocupación por el futuro de los funcionarios
y hasta se lanzó la sospecha de un futuro ERE encubierto.
Nada fácil de digerir en estos momentos. El sentimiento de
precariedad es muy mal consejero y el Presidente Vivas que
compareció un par de horas más tarde con motivo del Congreso
Nacional del PP en Sevilla, tuvo que bregar con cuestiones
cuya exposición resultaba irrenunciable.
No es necesario insistir en la perentoria necesidad de
adoptar unas medidas, a nivel nacional, que supongan una
rebaja de la deuda, Vivas recordó la jugarreta socialista de
anunciar un 6% de déficit cuando la realidad era de un 8% y
el hecho de que hemos de hacer los deberes frente a la UE,
para que se recupere la confianza perdida en la capacidad de
regeneración de la economía española. Y estos ajustes
abarcan todos los sectores, aunque el Presidente no dudo en
insistir que no hay ningún puesto de trabajo en situación de
riesgo y que los recortes tan sólo afectarán a las
“remuneraciones circunstanciales”, jamás a las retribución
básica que es la que los trabajadores tienen que defender
contra viento y marea.
Si somos honestos la mayoría de jornadas partidas no son
necesarias y tampoco muchas horas extraordinarias ¿Qué se ha
hecho hasta este preciso momento? Porque vivimos de las
rentas de los tiempos aznaristas de bonanza y con un
Gobierno de ZP que pasó años negando la evidencia de la
debacle económica y sin tomar medidas de tipo alguno.
Coincidimos con el Presidente en que es mejor aplicar este
paquete de recortes para mantener la sostenibilidad que
tratar de seguir “atando al perro con longanizas” y que
llegue el momento dramático, cómo ha sucedido en otras
ciudades, de tener que despedir a trabajadores o no tener
para pagar los sueldos de los funcionarios y del personal
que trabaja para la ciudad. Si esta política ha sido
impuesta a nivel nacional y cuenta con el beneplácito de
Europa, Ceuta no debe ser ninguna excepción, porque no
vivimos en una burbuja ni bajo el ala del avestruz. Es más,
presumo que, una vez explicadas y expuestas cada medida de
manera pormenorizada, no son las centrales sindicales
quienes le van a poner la zancadilla al ahorro ni a la
rebaja de la deuda. Pero el problema han sido “las formas”,
el abrir inintencionadamente la caja de Pandora.
Cierto es que Juan Vivas expuso que había sido un arduo
Consejo de Gobierno el que finalizó con los dos documentos,
el de las Bases para la Reforma y la Reordenación del Sector
Público y el Plan de Sostenibilidad Presupuestaria.
Imprescindibles ambos. Pero víctimas del fallo de los
asesores politólogos que no recordaron al Consejero
Francisco Márquez que el exceso y la sobrecarga de
información en una sola sesión pueden abrumar, asustar e
inquietar. La información de tal calibre y tan exhaustiva
tiene que dosificarse. Hay que racionarla y nunca dar idea
de prisas, ni que el compareciente, con dos farragosos
documentos en mano, se lance a enumerar medidas, ajustes,
recortes, millones que se ahorran, rebaja de la deuda,
homogeneización, fusión de entidades y absorciones, de un
tirón. Porque el resultado es desconcertante, máxime cuando
cada partida de ahorro hubiera merecido de por sí una
comparecencia, no para “anunciar” el ajuste, sino para
“explicarlo” y exponer con total claridad si va a tener
repercusiones, de qué tipo y si son medidas transitorias y
adecuadas a las circunstancias económicas que se podrán
suvizar si las circunstancias fluctúan y cambian. Así la
enumeración técnica del paquete de ajustes, más que aclarar,
planteó multitud de incógnitas y de preguntas incontestadas,
de ahí la rápida reacción de los sindicatos y la acusación
generalizada de que los partidos y las centrales sindicales
“se habían enterado por la prensa”. Medios sorpresivamente
sobresaturados de una tonelada de información y casi sin
tiempo para digerirla y analizarla y quienes recibieron la
noticia por los medios “a granel” se vieron sorprendidos por
la avalancha informativa y por su propia desinformación.
Fallaron las formas, por muy bueno que sea el fondo.
Y ahora sin duda habrá que matizar cada extremo y lanzarse a
debatir cada ajuste, todo por no haber optado por la
estrategia de dosificar, porque “lo bueno, si breve, dos
veces bueno” aunque ello hubiera supuesto estar exponiéndose
a los medios durante un par de semanas con comparecencias
periódicas y diseñadas para hacer “digerir” cada punto de
los dos famosos documentos en los que se contiene la futura
política del Gobierno en materia de ahorro, optimización de
recursos y rebaja de deuda.
El “cortocircuito” ha sido evidente, la repercusión bastante
ruidosa y el apaciguar a los sindicatos y al resto de los
partidos dependerá de la capacidad de diálogo y de defensa
de sus argumentaciones por parte del Presidente Juan Vivas y
de que tenga la capacidad para convencer en sus alegaciones
y espantar al fantasma del despido o de los ERES solapados,
como ya comenzó a hacer ayer. Las cosas, a partir de ahora,
tienen que llevarse a cabo con mayor sensatez, mejor gestión
a todos los niveles y buena cabeza.
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