El Juzgado de lo Penal número uno acogió ayer la vista por
un juicio en el que los dos denunciantes acudían como
imputados. R.M.A. estaba acusada de usurpación por ocupar la
casa de J.D.R., que a su vez acudió como imputado por un
presunto delito de lesiones del que le acusaba la ‘okupa’.
Fiscalía pide cárcel para él y una multa de 270 euros para
ella.
Dos acusados que a su vez eran los dos denunciantes. Así se
presentaba ayer el juicio en el que J.D.R. y R.M.A. se
sentaron en el banquillo del Penal número 1 para declarar
como imputados, el primero por un delito de lesiones y la
segunda por un delito de usurpación. Los hechos tuvieron
lugar el 30 de abril de 2011, cuando J.D.R. acudió a la
vivienda de la que es propietario y encontró las cerraduras
forzadas. Al ver el panorama, el hombre decidió llamar a la
Policía y le pidió a su mujer, que le acompañaba, que
esperara en la carretera para indicarle el lugar a los
agentes. Según declaró en el juicio, el hombre pensó que le
estaban robando, pero cuando entró a la vivienda se encontró
un panorama muy diferente. Allí se encontraba R.M.A. con su
hijo, menor de edad. Ambos habían ocupado la vivienda.
Según explicó la ‘okupa’ confesa, al ver que no había
movimiento en la vivienda se decidió a habitarla por la
fuerza y para ello llamó a un cerrajero de Marruecos, que le
rompió las cerraduras. Dos o tres días más tarde, aunque la
acusada no supo precisar cuando, el propietario llegó a la
casa con su mujer y su hija, que aseguró haber estado en la
vivienda la noche anterior a los hechos. R.M.A. dijo que
ellos la insultaron pero, cuando la fiscal le preguntó por
los insultos, esta mujer sólo supo explicar que le habían
dicho que abandonara la vivienda.
No obstante, la imputada, de origen marroquí, sí acusaba a
J.D.R. de haberle propinado “una paliza de muerte” además de
tirarla por las escaleras cuando se disponía a salir de la
casa y de pegarle a su hijo. Sobre cómo le habría empujado
el presunto agresor, la mujer dio dos versiones distintas.
Mientras que en instrucción aseguró que le había dado una
patada por la espalda y cayó de bruces, en la vista oral
dijo que el imputado la había cogido del cuello y ella había
caído de espaldas.
Al respecto, la médico forense que acudió como testigo
afirmó que la mujer no presentaba lesiones ni hematomas
indicativos de una caída provocada desde una altura de
dieciséis escalones. Versión que vino a corroborar la del
propietario de la vivienda, y que posteriormente fue
utilizada por su defensa. Tanto el dueño como su familia
defendieron que en ningún momento forzaron la salida de la
‘okupa’ y que esperaron la llegada de la Policía para el
desalojo. Mientras que sobre el menor, J.D.R. dijo haberse
defendido cuando el niño intentó pegarle con el palo de la
fregona y no al revés.
Multa e indemnización
Durante la vista oral, Fiscalía intentó aclarar sin éxito si
la casa se trataba de la vivienda habitual de la familia o
si, por el contrario, habitaban en otra propiedad que poseen
en el centro de la ciudad para saber si realmente la casa se
encontraba deshabitada.
Para el primero, la fiscal solicitó una pena de dos años de
cárcel por un delito de lesiones y una multa de 400 euros
por una falta de lesiones al menor, mientras que para la
segunda el Ministerio Fiscal rebajó la pena de los dos años
de prisión que inicialmente solicitaba por un delito de
usurpación, a una multa de 270 euros y una indemnización.
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