Son muchos quienes opinan que no ha podido haber mejor
elección para la dirección territorial del Ingesa que este
profesional que llega con una merecida fama de operativo y
que parece bastante realista a la hora de afrontar los
grandes problemas de esa “patata caliente” que es la sanidad
ceutí.
Escasez de medios, médicos y personal sanitario
sobrecargados, pacientes que se quejan porque consideran que
no hay tiempo material en unos minutos para que los
facultativos realicen consultas y diagnostiquen en
condiciones. Nada que no se pueda paliar con nuevas
contrataciones, mayor inversión, más especialidades y
mayores incentivos. Algo que sería idílico y perfecto pero
que no pertenece a la situación real por la que está
atravesando el país, con recortes generalizados, cierre de
quirófanos en algunas autonomías y fórmulas de copago al
estilo del resto de Europa. La sanidad universal tan sólo
existe en España y cómo no podrá soportarse habrá un momento
en el que tengamos que seguir el otros países europeos,
países a los que no se les puede acusar de recortar las
partidas para gastos sociales y que ofrecen mayor cobertura
a las familias y a los jubilados, pero que no han logrado
cuadrar las cuentas cómo para permitirse un “gratis total
para todos”.
Así Fernando Pérez-Padilla se hace cargo de una sanidad que
experimentará grandes cambios a lo largo de los próximos
cuatro años en toda la Nación. La austeridad y los recortes
ya están llegando, por más que el Gobierno Central lo niegue
ya que las Autonomías que tienen la Sanidad transferida como
Cataluña, hacen de su capa un sayo, del buenismo una
entelequia y analizan formulas para hacer menos costosa la
asistencia sanitaria, desde cierre de ambulatorios al pago
de cantidades aunque sean simbólicas por visita, por receta
y por hospitalización. La aspiración de la ciudadanía como
es lógico y de vivir en Shangri-la sería la de gratis total
en sanidad, educación y lo que es mucho más importante, en
alimentación que resulta en realidad lo más básico, pero el
presupuesto no alcanza y el dinero no lo fabrican de noche
los gobernantes fotocopiando los billetes sino que viene de
un voraz sistema impositivo que será aún peor ya que vamos a
tener que pagar entre todos los desmanes de unos mamarrachos
durante años. Y sin ninguna responsabilidad por mala gestión
¡Cuan afortunados! en Finlandia por menos que esto empapelan
al Primer Ministro y le sientan en el banquillo, pero aquí
somos muy garantistas con los malos y muy crueles con los
padres de Marta del Castillo
Pero, arbitrariedades institucionalizadas aparte, un tema
que hay que aclarar desde un principio es el de la atención
sanitaria gratuita a los habitantes del país vecino, porque
ni protocolo ni leches, en una España donde ocho millones de
pobres pasan hambre no podemos utilizar lo poco que nos
queda en atender a extranjeros, excepto en casos muy
excepcionales y auténticamente de urgencia humanitaria ya
que la vida de la persona corre un peligro inminente. Pero
de venir a alumbrar gratis a Ceuta pudiendo hacerlo en
Marruecos, nada, porque allí existen médicos y comadronas de
sobra y lo único que faltan son algunas comodidades en los
hospitales. Ni tampoco acudir por una patología que pueden
atender a la perfección en el país vecino, que no es Somalia
sino una próspera Nación capar de hacer de Tanger Med una
obra maestra de la ingeniería y la arquitectura con un
proyecto cuya ejecución va a ser multimillonaria y que
demuestra que el Reino de Marruecos tiene capacidad para
atender a sus enfermos. Copago obligatorio proclamarían los
catalanes y pronto el resto y gestos humanitarios sin
límites caso de tratarse de niños con enfermedades graves y
que no tienen ninguna posibilidad de ser tratados en su país
de origen.
Bien haría Fernando Pérez-Padilla a la hora de formar su
equipo en no olvidar de tener un ojo puesto en los de
Enfermos sin Fronteras que son muy sagaces a la hora de
detectar los auténticos casos de extrema gravedad y
diferenciarlos de aquellos de las personas que sufren
simples carencias o necesidades, así cómo de quienes vienen
a aprovecharse y beneficiarse a costa del sudor de la frente
de los españoles. Eso al menos hasta ahora, porque nos
consta que con Fernando llegará el cambio que se nos ha
prometido que alcanzaría a todos los aspectos de la realidad
de los ciudadanos, difícil labor cuando hay que cambiar todo
al máximo contando con medios mínimos. Pero por eso
precisamente se están destinando para los diferentes cargos
a personas muy concretas, en plan meritocracia y no
dedocracia, porque lo del dedo ya no cuela y se ha quedado
obsoleto porque la gente lo detecta y se enfurece y este
nuevo concepto entra también en los parámetros del cambio.
Lo que de verdad parece que no va a cambiar por el momento
es la esencia de “patata caliente” del Ingesa, porque han
sido muchos los despropósitos y ahora se trata de desfacer
entuertos, reparar las goteras, parcehar los desperfectos y
meterse en obras de restauración con el mínimo del
presupuesto y el máximo de las expectativas, es el momento
de que el nuevo director territorial demuestre que sus
capacidades no son una leyenda urbana y que sabe ser tan
buen gestor cómo se cuenta. Ahora falta ver a los
componentes de su equipo y determinar si también en ellos
prima la meritocracia.
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