Incursión de los alumnos del colegio Príncipe Felipe en el
país de las teclas mágicas, es decir, en ‘El Pueblo de
Ceuta’, para ser partícipes en la ceremonia de elaboración
de este periódico. Puro misterio. ¿Cómo se puede conseguir
que unos periodistas escriban sus frases mirando al mar y
estas lleguen al cerebro de las máquinas en la otra punta de
Ceuta? Aunque me lo expliquen jamás lo entenderé, pero
porque hace medio siglo que no soy niña y además he
estudiado letras puras, es decir, latín y griego y aún hoy
me maravillo de dar un pellizco en la pared y que la luz se
encienda.
Y no permito que nadie aluda a mi ignorancia sobre avances
tecnológicos añadiendo que soy rifeña, porque no se trata
del lugar de nacimiento sino de las entendederas y las mías
están muy menguadas para modernidades. Prefiero las antiguas
imprentas con sus letras de metal a estas maravillosas
grutas llenas de máquinas con luces verdes y rojas, máquinas
que comen ideas, las digieren y después las vomitan sobre el
papel en forma de noticias o de artículos y además con
fotos. Lo que significa que los estómagos cableados de esos
aparatos también engullen imágenes, ñam,ñam y luego las
imprimen sobre el papel.
Apuesto cualquier cosa a que los alumnos entendieron a la
primera y sin pestañear todas las explicaciones, porque los
niños de ayer nacían con una almohada bajo la cabeza y los
de hoy usan como almohada un ordenador, por eso tienen bien
desarrollado el hemisferio izquierdo del cerebro y no hay
juego de la videoconsola que se les resista. Son niños
tecnológicos y grandes navegantes del ciberespacio , viven
en dos realidades y una de ellas es la virtual, por eso creo
que la entrada en la cueva de la rotativa tuvo que ser para
ellos una gran experiencia, porque se adentraban en un
futuro que ellos saben manejar como expertos. Y además les
interesa porque forma parte de su mundo y de sus
experiencias, es el lenguaje en el que navegan sin ninguna
dificultad. Por cierto, seguro que entre el grupo de alumn@s
ya destaca el futuro periodista, ávido de informar sobre
todo lo que suceda y puede que haya algún escritor capaz de
teclear historias en su ordenador y que esas historias
lleguen a la barriga de una máquina y las escupa en forma de
libros. ¿Y cuantos informáticos compondrán el grupo del CEIP
Príncipe Alfonso? Los más apasionados por las nuevas
tecnologías. ¿Y habrá algún reportero gráfico cómo Fidel
Raso? Máquina de fotos, carretera y manta, a atrapar
fragmentos de lo que sucede para que no muera jamás.
Los alumnos investigando en la rotativa y entendiendo la
magia de la técnica y oliendo el perfume del papel, que es
un perfume peligroso porque si te atrapa nunca te abandona y
eso viene a significar que te pasas la vida entre las
páginas de los libros. ¿Un deseo para los alumnos del
Príncipe Alfonso? Que sepan encontrar en el papel blanco
impreso con letra negra redondilla al mejor de los amigos.
Ya saben “fabricar” lo que se lee porque han visitado la
rotativa, ahora a leer.
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