Con encajar un par de las interpelaciones realizadas en el
Pleno de ayer por Coalición Caballas es más que suficiente
cómo para resultar ahítos de
“maquinaciones-conspiraciones-corrupciones”.
Aunque se anunciaba borrasca con las fulminaciones de
Caballas contra los 300.000 euros para el plan de
saneamiento de la AD Ceuta, Aróstegui adoptó una actitud
raramente sosegada e incluso llegó a afirmar que Caballas
nunca ha estado en contra de las subvenciones a equipos de
categoría nacional. ¡Ver para creer! De cualquier forma, lo
que si mostró Aróstegui fue el mismo desconocimiento de
siempre respecto al primer equipo de la ciudad. Un
desconocimiento sonrojante unido a una mala intención más
que dañina. Todo absolutamente conspirativo para Aróstegui
que tiene una espina clava en sálvense las partes con la
existencia del club de fútbol y no ve la manera de
perjudicarle.
Algo bastante obsesivo, al igual que su repentino interés
por la adjudicación del canal de televisión que fuera
adjudicado provisionalmente a El Bornal que finalmente y por
las grandes dificultades que conlleva el laborioso
procedimiento administrativo y el continuo cambio de la
normativa, acabó por retirarse y solicitar la devolución de
la fianza depositada.
Por lo apasionado de su tono se diría que es su propia
Coalición la que aspira a hacerse en concurso con ese canal,
o la quieren ellos o defienden intereses de terceros algo
que se puso de manifiesto cuando invocó la necesidad de que
exista una televisión con “pluralidad informativa”, es
decir, a la que ellos puedan tener libre e ilimitado acceso
para difundir sus doctrinas. Como si ya no existieran en
Ceuta bastantes medios de comunicación, por lo que los
ciudadanos estamos sobresaturados de información interesante
por lo que pasamos de “información interesada”.
Cierto es que el tema de los dos canales viene arrastrando
desde el año 2008 pero también aparecen en el expediente
todos los pasos realizados por el Gobierno y el número de
vicisitudes por las que ha pasado el asunto. ¿Y cual es la
interpretación de Aróstegui en su afán de que quede por ahí
un canal susceptible de ser sacado a concurso? Pues hablar
de “expediente irregular”, de “decisiones de dudosa
legalidad”, de “verdades a medias” y “tejemanejes”,
calificando al Consejero Márquez de “incompetente o
interesado” dentro de su habitual línea dialéctica que ya
resulta bastante repetitiva y monótona ya que carece de
variedad en sus imputaciones.
¿Una alusión pretendidamente maliciosa? Que la empresa
adjudicataria provisional El Bornal vino de la mano de
Gordillo y que “muerto el perro se acabó la rabia”. ¿Se
creerá muy sagaz e hiriente con tales afirmaciones? Pues más
bien poco, por más que aluda a la “Ceremonia de la
corrupción” a modo de frase final definitoria de cualquier
asunto.
Esto es, según su visión conspiranoica un “Who is Who” de
las corruptelas. De ahí la respuesta de Francisco Márquez,
agobiado por tantos malos pensamientos que vino a encuadrar
al de Caballas dentro de los seguidores de la “Teoría de la
Conspiración” que son unos individuos rarísimos que tienen
cómo libro de cabecera “Los Protocolos de los Sabios de Sión”
que, por cierto no fue escrito por ningún sabio sino amañado
por encargo por un escritor majareta por encargo de los
rusos con mucho cementerio judío de Praga de por medio y una
gran capacidad a la hora de inventar chaladuras.
¿Y qué puede hacer Márquez para que el mundo intelectual de
Aróstegui no transcurra bajo la sombra del hecho de
sospechar siempre de todo y de todos? Estrictamente nada.
Mejor dejarle estar y no pensar que cuando incide, señala y
acomete sobre un asunto es porque “es como es y le da por
ahí”, sino que más de una vez y más de veintiuna, late un
trasfondo bastante interesado a favor de según quien o según
qué. Eso dicen, cuentan y murmuran en una ciudad como es
Ceuta donde todos se conocen y todo se sabe y donde
cualquier reunión suele contar con multitud de ojos avizores
capaces de correr para dar cuenta.
¿Es Márquez incompetente o interesado? ¿Superará Aróstegui
el agobio de ver conspiraciones por doquier? Allá él, pero
para “eso” hay tratamientos.
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