Está siendo el punto de arranque,
en estos días, que promueve el PP, al menos en teoría.
Y debiera ser lo principal en las tomas de decisiones para
llegar a una sociedad que está preocupada, es cierto, y
mucho, por las cuestiones económicas, pero que ya se deja
oír en otros campos.
Ahora mismo, lo primero que habrá que hacer es cambiar la
cultura de los partidos políticos respecto a la corrupción,
y que en vez de estar acusando al de enfrente tendrán que
mirarse a ellos mismos para ver si están metidos en esa
serie de escándalos y corruptelas de las que no se libra
ninguno de los partidos.
Lo que hasta ahora han venido haciendo los partidos
políticos es ver lo de los otros y tratar de tapar lo
propio, algo así como ir tratando de dar lecciones de
fontanería a Noé.
Es curioso que, ahora mismo, haya en el banquillo ex
presidentes de comunidades autonómicas y estén a punto de
sentarse, también, en el banquillo, ex ministros.
Hasta ahora, me pueden decir, son presuntos, hay que guardar
la presunción de inocencia. Estoy de acuerdo en eso, pero lo
que añadiría a una situación así es “que la presunción de
inocencia no nos lleve a la negación de la evidencia”, y eso
es lo que han venido haciendo los partidos con sus
“presuntos delincuentes”, cuando los ha habido.
Regenerar España, tanto política, como social y moralmente,
es la labor más a medio plazo que le debe preocupar al PP, y
le debe preocupar al PP porque está en el poder y porque de
su propio partido se está juzgando y se tiene en el
banquillo, el caso de los trajes famosos, o se tiene a las
puertas del banquillo el caso Palmarena.
Y el fondo de toda esta serie de problemas en uno o en otro
partido está en que el político se ha creído que tenía
patente de corso pero lo que tenía era falta de formación
ética y moral.
Hoy por hoy, refiriéndonos a nuestro país podemos decir que
España es un país semejante a un páramo intelectual. Ya se
sabe, de donde no hay no se puede sacar y por eso la casta
política ha actuado los últimos años como lo ha hecho.
Porque lo que hemos dicho del PP no tiene nombre pero ¿Qué
podemos salvar de los ERES de Andalucía?. Esto dentro del
PSOE, así como las acusaciones, también, en el PSOE, de
compra de droga y demás, con dinero que parece que ha caído
del cielo.
¿Hasta donde llegan las actuaciones políticas?. Creo que ya
han llegado tan lejos que si no se corta “de un tajo” todo
ello, el país no tiene solución de continuidad, moralmente
hablando.
Ahora, y vuelvo al principio de mi columna, tiene que ser el
PP el que comience en la regeneración del país.
Me sorprende, cuando hay quien, en la política de nuestra
ciudad, mira para otro lado y niega la corrupción de los
políticos.
Esa corrupción existe, malgastando, llevándoselo, haciendo
mal uso y estando siempre lejos de lo que es la ley moral
entre las personas.
Ahora mismo urge la regeneración democrática y no se debiera
dejar pasar el momento para entrar de lleno en algo que, en
los últimos años ha entrado en un verdadero callejón sin
salida.
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