En esta ocasión no voy a pedir ni
tan siquiera permiso alguno, me beso y me canto eso que dice
la chirigota gaditana:”no tirarme bocadillos de jamón que me
voy a mosquear”.
Ni tan siquiera dejaron pasar cuarenta y ocho horas, desde
que escribiera mí artículo en este su periódico “EL PUEBLO
DE CEUTA”, diciendo que todo aquel, se llame como se llame,
tenga el cargo que tenga y pertenezca al partido que
pertenezca, que haya despilfarrado el dinero de todos los
españoles, deberían ir a dar con sus huesos en la cárcel.
Pues como les decía, no han dejado de pasar ni tan siquIera
cuarenta y ocho horas desde que escribiese el artículo,
cuando me ha salido el ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, y viene a
defender que tenga castigo penal el gestor público que
despilfarre el dinero de todos los españoles.
No han faltado, porque no podía ser de otra forma, quienes
han manifestado que lo de Montoro es una loable intención
pero de muy difícil cumplimiento. Y, por supuesto, no han
faltado en salir a la palestra personajillos criticando la
posible ley que intenta el ministro. Y, ante estos
personajillos, politiquillos de medio pelo, uno se pregunta,
si no tengo nada qué temer, por qué no he despilfarrado
dinero alguno de todos los españoles, cuál es la razón para
estar contra la posible ley.
Si en una empresa privada el gerente o director general de
la misma, comete un desfalco o despilfarra el dinero de la
empresa, con toda seguridad será cesado en su cargo, se le
hará juicio, se le embargarán todas su pertenencias y,
finalmente, dará con sus huesos en la “trena”.
De la misma manera, teniendo en cuenta que la Constitución
que nos dimos todos los españoles dice: “que todos somos
iguales ante a Ley”. Cuál es la razón para que esos señores
que han despilfarrado el dinero de todos los españoles, no
sigan el mismo camino que el mencionado gerente o director
de una empresa privada.
Cuál es la razón, por la que el ostentar un cargo de manda,
se pueda despilfarrar el dinero de todos los españoles,
terminar en su cargo e irse de “rositas” . No creo que
exista razón alguna para que esto suceda, si como dice
nuestra Constitución, “todos somos iguales ante la ley”.
Pues eso, todos, se llame como se llame y ostente el cargo
que ostente. Islandia ha dado un ejemplo a seguir, juzgando,
nada más y nada menos, que a su primer ministro.
Se puede, de alguna forma, entender qué un día después de
haber perdido las elecciones la ministra de Asuntos
Exteriores, Trinidad Jiménez, firmara una interminable lista
de ayudas al exterior. Alguna tan pintoresca, como la de
conceder una ayuda de 300.000 euros “para la Mejora de la
producción agrícola mediante la resolución de conflictos con
los hipopótamos en Guinea - Bissau”.
No se lo tomen a broma allí los hipopótamos aunque a alguien
le cueste cree, son muy conflictivos, hacen sus huelgas
generales y todo.
En fin, que dado que se me copian mis ideas, voy a tener que
patentarlas o exigir que se me nombre asesor del presiente.
Eso sí, con una buena pasta gana, superior a la que cobran
algunos por no hace nada ni, tan siquiera, tener una mala
idea.
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