Desde el momento mismo de acceder
al cargo, el delegado del Gobierno, Francisco Antonio
González, ha desplegado una intensa actividad en aquellas
áreas que consideraba prioritarias. Tal es el caso de la
seguridad ciudadana o del Ingesa, en los que el máximo
representante del Ejecutivo central en Ceuta ha marcado ya
las directrices a seguir para lograr las mejoras que
pretende y que los ciudadanos, dice, demandan de la nueva
administración. Además de los asuntos de gestión ordinaria y
los primeros cambios en los servicios de la Administración
General del Estado (AGE), el delegado se ha estrenado con un
accidente marítimo, lo que ha puesto a prueba los mecanismos
de coordinación. Por él, dice, no será, aunque la crisis
también manda, según avisa.
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Una frontera complicada de
gestionar |
Las cifras son elocuentes: más de
seis millones de personas transitan, en un sentido y otro,
cada año entre Marruecos y Ceuta. Esta flujo hace de la
frontera ceutí una de las de mayor afluencia del mundo, en
proporción a la extensión y el número de habitantes de la
ciudad. La gestión de esta situación se antoja a todas luces
complicada, y de hecho, el Tarajal es foco de problemas
cíclicos. Habrá que confiar en que la situación de
tranquilidad que se vive en el último mes respecto a la
inmigración clandestina se prolongue en el tiempo y que la
“nueva etapa” que Mariano Rajoy quiere abrir en las
relaciones con el vecino país se refleje en una mejora de la
situación en la frontera, algo sin duda muy beneficioso para
ambos países.
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