El bilingüismo desde la nursery es la apuesta educativa por
la que cada vez optan más padres, conscientes de que las
futuras oportunidades profesionales de sus hijos, pasan por
al menos el dominio de tres idiomas, como es lo normal en
toda Europa. Y esa tendencia llega a Ceuta de manos de la
licenciada en empresariales Fatima Zohra Amar y de su
cuidado proyecto “Mi pequeño mundo” una escuela
excelentemente equipada con doce aulas diferenciadas por
colores con mobiliario de diseño y decoradas con distintos
motivos de la naturaleza, más una nursery “Baby park” para
alumnos de entre 9 meses y 3 años. La escuela dispone así
mismo de un parque infantil y de comedor, en unas
instalaciones donde la iluminación ha sido cuidadosamente
estudiada.
Uno de los extremos más interesantes es la instalación de un
sistema de vídeo en todas las aulas para que los padres
cuenten con la ocasión de poder vigilar en cualquier
momento, desde sus casas, las actividades de sus hijos. Y
una oferta educativa inglés-castellano que representa es
todos los aspectos un aprendizaje de inmersión para
conseguir que los niños sean capaces de utilizar
indistintamente ambos idiomas, poniendo especial interés en
que adquieran el genuino acento británico que es lo que
demandan los progenitores que matriculan a sus hijos en
centros con estas características. No hay que olvidar y
apunto al tema aunque pueda resultar algo frívolo, que todos
los vástagos del “Quien es quien” de la alta sociedad
española, cuyo BOE es el Hola, acuden en Madrid a colegios
ingleses, concretamente al Colegio Británico que tiene lista
de espera y donde los padres de los futuros alumnos
solicitan plaza desde el mismo instante del nacimiento del
educando, porque estos centros tienen una gran demanda. Con
el proyecto pendiente y que será real en todos ellos,
incluyendo este “Mi pequeño Mundo” que pronto se inaugurará
en Ceuta, de introducir el chino como tercer idioma ya que
su aprendizaje se está revelando como imprescindible para el
futuro.
La joven empresaria Fatima Amar ha querido trasladar a Ceuta
el espíritu de los centros que mejores resultados están
dando en la Península, con un profesorado rigurosamente
seleccionado y cuyos curriculums profesionales están a
disposición de los padres para acreditar la formación y
capacitación de quienes van a educar a sus hijos y unos
horarios flexibles que van desde las 8.30 a las 15 horas y
una divertida y didáctica ludoteca con horario de tarde de
17 a 21 horas y que también permanecerá abierta durante los
fines de semana, para que los niños puedan jugar y
divertirse sin dejar en ningún momento de aprender.
Y, por supuesto, con uniforme obligatorio cómo en todos los
centros tradicionales, lo que representa por otra parte una
gran comodidad para los padres y acrecienta el sentimiento
de camaradería y compañerismo entre los niños, así como la
satisfacción de asistir a una determinada escuela.
En mi opinión el centro está decorado que es “un dulce” y no
existe equipamiento similar en toda la ciudad y el modelo
educativo, sin ser elitista, sí se puede denominar
“tradicional” con un profesorado vocacional, formado y muy
concienciado acerca del inmenso potencial de aprendizaje que
tienen los niños desde la primera infancia, por lo que
constituye un reto ilusionante el hacer que los pequeños
vayan atesorando paulatinamente el inmenso privilegio que es
el conocimiento, al tiempo que se enriquecen con el contacto
con sus compañeros, aprenden a compartir, encuentran a sus
primeros amigos, disfrutan de compañeros de juego y de
aprendizaje, comenzando así el camino de sus vidas con la
oportunidad de utilizar instrumentos que les permitirán ir
desarrollándose, creciendo y evolucionando.
¿Demasiado trascendente para que los niños lo asuman? Por
supuesto, pero quienes sí lo tienen perfectamente asumido de
antemano son los padres que comprenden que el mejor y más
seguro patrimonio para sus hijos el día de mañana es la
educación, esa es la auténtica inversión de futuro.
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