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OPINIÓN - VIERNES, 20 DE ENERO DE 2012

 
OPINIÓN / COLABORACION

Tercera carta a mi amigo: ¡Pedro Gordillo!

Por Ángel Díez


¿Sabes Pedro? Desde que publiqué mis dos cartas anteriores, me ha sorprendido la cantidad de gente que me ha parado por la calle, para hablarme de tus hechos buenos. Y sinceramente me ha agradado que todos ellos recuerden lo que tú hicieses por los demás, cuando las cosas no pintaban buenas para casi nadie en nuestra casa.

Uno… me para en la calle y…me cuenta: ¡Yo le acompañe un día cuando Pedro, llevaba mantas y comida a las gentes que vivían en casas de madera que junto al mar había, para que no pasasen frío! Un segundo… me dice… ¡Un familiar mío pudo pagar su operación porque Pedro, le dio el poco dinero que tenia, aunque luego él tuviese que esperar un mes más para comer algo mejor!. Otro… ¿Cuánto te pueden hablar las gentes de la barriada de Manzanera de sus hechos, si se atrevieran? Y así otro, otro…y otro siguen contándome cosas buenas de tu vida desde que llegaste a Ceuta siendo un treintañero.

¿Y sabes Pedro? Estas confidencias me agradan… porque, a pesar de mí suspicacia, es al final como tu me decías: ¡Esa gente esta ahí, aunque no se les oiga!. Porque esta es sin duda tú obra que queda en esa gente necesitada que todavía respira a nuestro lado. Y ya empiezan a oírse. ¡Solo me gustaría que lo dijesen en una carta a los medios de comunicación de Ceuta. ¡Es la única forma de enterarnos de su verdadero agradecimiento! Gente deudora que como tú me dijiste un día: ¡Javier…están ahí! ¿Sabes, a lo mejor tenías razón, pero que lo digan públicamente?

Por tanto, que empiecen a callarse esas voces malignas y vanas. Esas voces que sin pasado agradecido te maldicen interesadamente. Esas voces que te insultan a escondidas, buscando, todavía no sé, un no se qué de beneficio personal. ¡Cuantas sombras de retratos interesados les acompañan, anidando en sus hueras almas solitarias e interesadas!

Porque así, y sin gastar aguas carentes de costumbres o de tiempos, la gente te recuerda agradecida. ¿Cuantas sombras agonizan en los corazones de las gentes que todavía te necesitan? Y será como un día me dijo el fallecido Mizzian ¡Ojala, hubiera más gente como él. Ceuta no sabe lo que esta perdiendo!. Y lo que estábamos perdiendo era gente que ¡Cómo tú Pedro Gordillo!, son capaces de aguantar las penas y daños de las gentes de Ceuta menos favorecidas y dolientes.

Creo, que ya las malignas voces que cuidadosamente procuran destruirte para preservarse ellos mismo están silenciándose. Esas voces que intentan ocultar la verdad de la historia de las personas, se están acallando y avergonzando cada día que pasa. Porque, sus sombras desaparecen, enterrándose junto con sus ambiciones personales. Son solo voces que buscan ahondar veneno en los corazones que creen heridamente abandonados. Más cada día son más los que empiezan a acallar las voces de furia que intentar llenar sus corazones de mentiras y olvido.

Porque, poco a poco, empiezan a surgir lentamente las almas que desean recobrarte junto a ellos. Ahora, repentinamente, mucho desean recobrar tus hechos de ayuda. Hechos de aquel a quien llorando les escuchaba. Porque hablándote de sus penas, las lúgrubes palabras de su invierno se acababan. Y estas son cosas que aglutinaran los hechos inseparables y nunca perdidos de su vida.

Porque, los pobres solo saben sus nombres y sus necesidades. Pero tú sabias sus nombres, sus necesidades y además procurabas resolvérselos. Este quizás es un hecho y virtud que pocas personas poseen. Y tú has hecho gala de tenerlo en tu persona y demostrado con acciones reconocidas que ahí están a la vista de todos.

Es por ello, hora de acabar con esa inmóvil sociedad cerrada pendiente de los favores que nos acorralan. Porque, necesitamos que gentes como tú ¡Pedro Gordillo!, sigan cosiendo las almas con las agujas de caridad que trabajan a favor de los necesitados.

Por ello, tus amigos y deudores, necesitamos que regreses, que sigas empeñado en tu deber de ayuda a los demás. ¡Ya que eres sin duda una esperanza para todos!.

Y quizás, estas líneas puedan parecer de peloteo a tu persona, pero es que en fondo quiero gritar lo que siento ante las gentes buenas que conozco. Porque, aunque alguien no lo quiera creer…¡Yo, es muy difícil que me arrodille ante nadie o nada, ya que gracias a Dios, ya estoy cotizado y con la vida resuelta!. Y el hombre libre dice y hace lo que quiere y desea. ¡Y yo quiero decir esto…y ahora!.
 

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