Bla-bla-bla, bla-bla-bla... “Los recortes no repercutirán en
los más necesitados”. ¿Y que me dicen de las condiciones de
escasez con las que está bregando el personal de Nazareth? Y
el Ingesa puede decir misa en arameo, pero en materiales de
primera necesidad para nuestros ancianos (ahí llegamos
todos) no caben austeridades ni recortes, porque no se trata
de pagarles vacaciones en Benidorm con clases de salsa
incluidas, sino de hacer frente a una obligación ética y
humanitaria.
No casa la cutrez del Ingesa a la hora de dispensar
materiales con la proclamada política de mejorar las
pensiones de los abuelos, la cosa es chirriante. Y bastante
sangrante. Lo mismo esperan que se coloquen huchas
petitorias en los mostradores de las farmacias como hacen en
la Península las Hermanitas de los Pobres para sus
ancianitos. Pura Celtiberia show en el corazón de la UE. Sí,
en efecto, las Hermanitas siempre han puestos huchas
petitorias y hasta hace muy poco y muchos habrán sido
testigos, también pedían por caridad el tabaquillo para los
abuelos y colocaban unas cajas transparentes donde la gente
echaba los cigarros para que los viejetes pudieran fumar.
Ahora eso no puede hacerse porque es muy políticamente
incorrecto y constituye una especie de escándalo público
¡Fumar, que horror!
¿Y en esas condiciones puede trabajar el equipo médico de la
residencia? Si se enteran las televisiones de los pocos
euros que tiene asignado cada anciano, seguro que salimos
pregonados en los telediarios. ¿Qué que haría yo
personalmente y a modo de acto simbólico de ser política? No
sé, a ver... ¡Ya lo tengo! Públicamente renunciaría a mi
teléfono móvil oficial y destinaría el importe mensual de la
factura a ayudar a Nazareth y con respecto al móvil me
apañaría un contrato barato y me lo pagaría yo. Todo se
trata de hacer pocas llamadas y de que cuando se llame a un
Ministro se le de un toque para que responda y se gaste él
los dineros. En momentos de escasez hay que tramar y
elucubrar para encontrar soluciones y esas no nos las van a
dar “los de arriba” sino que tenemos que parirlas con
nuestro intelecto, aguzar el ingenio y dejar de ahorrar del
“chocolate del loro”.
Además estamos en unos momentos en los que los gestos de
altruismo y de buena leche son muy apreciados, porque
denotan generosidad y bondad, la gente buena cotiza al alza
y lo mejor que se le puede desear a quien llega al mundo es
que, en su camino, tan sólo encuentre a buenas personas.
De todas maneras habrá que determinar a quien o a quienes
afectan los recortes en sanidad y cómo se gestionan los
recursos porque cuando hay poco es cuando hay que hacer
mejor las cuentas y poner un mayor empeño. Lo superfluo al
carajo. Abusos y mamoneo ni de pasada. Pero los chavitos
bien contados dirigidos a lo que es esencial y para la mayor
parte de los españoles nuestros abuelos son lo primero,
porque cuando un anciano muere arde una biblioteca y ellos
son el patrimonio vivo de nuestra Historia.
Comidas oficiales, cenas y ágapes a escote. Los teléfonos
por cuenta del usuario y quien no quiera pagarse las
llamadas que se agencie un tam tam y se líe a lanzar señales
acústicas como en la selva. ¿Es “el hombre un lobo para el
hombre”? No, lobo no, más bien carroñerillo en ocasiones,
pero si desde el Gobierno se repite hasta la saciedad que
hay temas que “no se tocan” no se comprende que se puedan
tocar ni la salud ni la calidad de vida de aquellos a
quienes ya les queda poca vida y que han vivido para que
nosotros estemos aquí, siendo lo que somos, que no es gran
cosa, pero es lo que hay y dentro de eso “que hay” tratamos
de ser buenas personas.
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