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OPINIÓN - JUEVES, 19 DE ENERO DE 2012

 
OPINIÓN / COLABORACION

Juan Vivas y la certeza de Oscar Wilde

Por El Observatorio


Resulta difícilmente comprensible pensar que quien es capaz de encadenar tres amplias mayorías absolutas consecutivas pueda estar cuestionado en su propio partido. Y menos aún cuando lo ha logrado rebasando –¡ahí es nada!– la barrera del 65% de los votos en una ciudad en la que nunca nadie antes había logrado la mitad más uno de los escaños de la Asamblea. Uno de los alcaldes más votados en el país y el más valorado de España después de casi 11 años como presidente parece que para algunos son datos que carecen de valor.

Deben pensar, por tanto, que los ceutíes se han vuelto locos, que el masoquismo les embriaga o que se ha impuesto un castigo divino cuya penitencia pasa por elegir al incompetente. Porque, de lo contrario, estaríamos hablando simplemente de poder, del “quítate tú para ponerme yo”, es decir, no importa el proyecto, ni el trabajo, ni la capacidad ni los éxitos, “si no estoy yo, no vale”.

Y ya lo dice el refranero español: No hay peor ciego que el que no quiere ver. Porque lo cierto es que más de un mérito deben haber visto los ceutíes en Juan Vivas para darle semejante apoyo en las urnas –la última vez hace apenas ocho meses– y semejante valoración en las encuestas.

Juan Vivas ha proporcionado a Ceuta los mayores avances de la historia reciente en materia de infraestructuras y políticas sociales; ha ampliado los equipamientos sociales, culturales y deportivos; ha mejorado exponencialmente los servicios que presta la Ciudad; ha conseguido la suficiencia financiera y la sostenibilidad de las cuentas públicas; ha llevado los niveles de renta y de calidad de vida a las medias nacionales y ha logrado dotar de estabilidad política a una ciudad que estaba demasiado acostumbrada a que ningún gobierno empezara y terminara una legislatura. Un extraordinario balance, que debe ser pobre para quien no quiere ver la transformación que ha experimentado la ciudad; un cambio urbano e interno, de aspecto y de fondo que ha hecho de estos últimos años la época de mayores avances de la historia reciente de Ceuta.

Los logros se han conseguido con una receta compleja, aunque sencilla a simple vista: con capacidad, con dedicación y con esfuerzo. Lo ha hecho una persona que llegó a la política para servir y que se ha mostrado abierto al ciudadano. Una persona de quien te puedes fiar, a quien le dejarías tu empresa y a la que los ceutíes le han confiado –una y otra vez y de manera rotunda– los destinos de su ciudad. Pero, “los ceutíes están locos y no saben que lo que más le conviene a la ciudad soy yo”, deben pensar algunos. Ya lo decía Oscar Wilde: “Nada se parece tanto a la ingenuidad como el atrevimiento”.
 

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