En Ceuta existe una buena oferta museística, verdad es que
por el momento no nos podemos comparar a Málaga con el
Picasso y el de Carmen Thyssen que son dos de los lugares
que hacen ufanarse al concejal Damián Caneda que siempre
parece ir excesivamente sobrado. Por ahora. Porque cuando se
comience a explotar el más sublime de nuestros museos no
habrá quien nos eche la pata por lo alto. La lástima es que,
parece que para disfrutar del museo hay que venir de la
Península y quedarte arrobadita y casi temblando en plan
Síndrome de Stendhal en estado puro. Creo que en los
habitantes de este enclave mágico y atlante sucede lo mismo
que con los que residen en los maravillosos Alpes Suizos y
cada mañana se despiertan ante una postal de cumbres nevadas
capaz de impresionar al más pintado : se acostumbran y acaba
por no llamarles la atención, saben que es hermoso pero para
ellos es algo normal.
Así para “mirar” el Museo de las Nubes de Ceuta hay que
venir de otros lugares, desembarcar si se es humilde o
aterrizar si se es pudiente, al tiempo que se exclama con el
corazón en un puño “Joder, no veas que nubes tan bonitas”
caso de optar por lo coloquial o “Estas nubes están a medias
entre un cuadro de Turner y los renacentistas italianos” si
se es cultureta y amante del arte. Mitad y mitad caben las
dos expresiones para este patrimonio histórico-artístico no
explotado y escasamente capitalizado. Y hablando entre
nosotros y dentro del concepto “cúpulas” me digan si es
mejor la cúpula exaltación del gotelé de Barceló que parece
que se desmorona a pedazos y que tiene apariencia de leprosa
o nuestra cúpula celeste festoneada por las nubes de
vientres asalmonados de un atardecer. En verdad, tampoco los
autores pueden compararse y Barceló puede revolverse y
proclamar que nuestra cúpula museo está hecha por Dios y él,
aunque supuestamente hecho a Su imagen y semejanza no puede
competir a determinados niveles. Pero una cosa es competir y
cobrar cientos de miles de euros por embadurnar un techo con
pegotes manoseados de escayola pintados de colorines y otra
las cúpulas del Renacimiento de las iglesias de Roma donde
las pinturas de los maestros al menos no se caen ni
descalabran a los visitantes. Las bóvedas de los grandes
pintores se esfuerzan por atrapar la belleza del Universo y
esa es su inspiración, pero tampoco la capilla Sixtina puede
competir con el despliegue cromático de todas las gamas del
blanco y del gris en un día de tormenta bajo los cielos del
Estrecho. Cuando azota el levante, los nubarrones acechan
tras la silueta rocosa de la Mujer Muerta, el pintor Inglés
Turner se revuelve en su tumba por no estar presente,
lienzo, paleta embadurnada de óleos y caballete para atrapar
colores que son casi imposibles de plasmar sobre la tela por
muy tensada que esté en el bastidor y mucho golpe de
espátula que se propine. Es así, los nubarrones de tonos
violáceos y jirones blancos están hechos por Dios a
espátula, mientras que las nubes algodonosas y rizadas, de
contornos suaves y delicada gama de matices, esas piden
pinceles, no un pincel sino varios buenos pinceles de los
que se usan para pintar las plumas ¿Y son tal vez algunas
nubes de apariencia excesivamente esponjosa un cementerio
aéreo de almas de gaviotas? Porque todo el mundo sabe que
cuando una gaviota muere su espíritu sube al cielo conducido
por Juan Salvador y allí se dedican a hacer piruetas para
divertir a los querubines que se suben sobre ellas para
volar y hacer travesuras mientras se zambullen en las nubes
de espuma del poniente.
¿No creen que lo que se da gratis no se valora? Rectifico,
habrá gente que no lo valore, a otros cuando nos dan algo
gratis lo valoramos el doble por el hecho de que no nos
cuesta nada. Pero si tuviéramos cierto olfato comercial
cobraríamos a todo el que llegue a Ceuta al menos un euro
“por la entrada” es decir la entrada al museo móvil de la
bóveda celeste y un plus por la energía telúrica que emana
de las rocas ¿O es que se van a llevar todo gratis? De hecho
si ustedes quieren unas vaharadas de oxígeno existen los
bares de oxígeno en Madrid y Barcelona y hay que pagar para
disfrutarlo, verdad es que no se va a cobrar por respirar
porque tampoco se dispensa aquí el oxígeno puro de botella
que utilizan los yuppies y los banqueros para darse marcha,
rejuvenecer, limpiarse, desintoxicarse y aprovechar que
tienen dinero para las cosas buenas, el oxígeno de aquí es
normalito pero al menos huele salobre y marinero no como el
de los bares que lo dan con aromas asilvestradas a fresa o a
menta ¡cosa empalagosa!. Lo que no ofertan en hostelería es
esa energía telúrica que desprende la roca y que energiza y
aclara la mente, nada que ver con la falsa estética zen que
buscan en algunos establecimientos porque no son lo mismo
los chinos colocados de diseño y la piedra simbólica también
de diseño, que una montaña “natural” que siempre ha estado
ahí y no es el capricho de un decorador al que le ha dado
por el feng shui hispano y por el zen patrio.
Resumiendo que hay que cobrar por mirar las nubes u obligar
a los visitantes a ponerse una visera para que si alzan los
ojos no vean nada y paralelamente llevar a cabo iniciativas
museísticas cómo concursos de fotos de nubes, merchaidising
de postales, ceniceros, cerámicas y esculturas de nubes,
exposiciones de nubes, visitas guiadas para ver las nubes,
camisetas con nubes y Asociación de Amigos de las Nubes para
preservar el patrimonio y evitar cualquier tipo de
contaminación amen de para exaltar nuestra riqueza nubística
y promocionarla. Y ante algunas quejas recibidas aclararé y
que quede constancia de ello que también pueden formar parte
de toda la iniciativa cultural las gaviotas, porque son el
complemento ideal de las nubes y quienes mejor saben guiar
entre sus entresijos. Nubes y gaviotas, paremos por hoy
porque sé que determinados gorriones y algunos ejemplares de
ficus que son árboles singulares también tienen ansias de
hacer su propio museo, así que poquito a poquito, porque
tampoco nos vamos a sobresaturar, no vaya a ser que a los
visitantes les acometa colectivamente el Síndrome de
Stendhal y falten camas en el hospital y encima después
quieran pedir a la Ciudad Autónoma indemnizaciones en plan
responsabilidad civil. Mejor en pequeñas dosis, porque lo
que tenemos aquí está y no pueden descolgar las nubes del
cielo para robarlas.
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