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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 18 DE ENERO DE 2012

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

El adiós a Manuel Fraga
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Era el último de los políticos que había formado parte del Gobierno con el mismísimo general Franco.

Manuel Fraga Iribarne moría en la noche del domingo, a punto de cumplir los 90 años.

Prácticamente toda su vida, desde muy joven, la había dedicado a la política, tanto en tiempos de Franco, como en la transición o en la democracia. 60 años entregado a esto que fue su pasión, su vida y, a veces, su profesión.

Con Franco fue ministro de Información y Turismo, también fue ministro de Gobernación, embajador de España en Inglaterra, diputado por Alianza Popular, presidente de la Xunta de Galicia, padre de la Constitución ..., una larga carrera, en la que los puntos negros de la corrupción, o de “meter la mano en la bolsa” no han sido sus labores.

Ahora, aparte de que cuando uno se muere, todos suelen hablar bien de él, no podremos oír a nadie que en el terreno de la honradez ponga ni un solo “pero” a Manuel Fraga.

Los que ahora aparecen encuadrados en la progresía barata, es posible que hablen del talante de Fraga o de la dureza del líder aliancista, pero lo cierto es que con él y estando él en el Gobierno es con quien primero se dieron signos de intento de aperturas a corrientes que para otros, en aquella época, eran impensables.

Él lo logró casi todo y digo “casi” porque su deseo de haber sido presidente del Gobierno del país no lo pudo lograr y cuando parecía que tenía las puertas abiertas para ello, el Rey se decantó por Adolfo Suárez.

Sus muestras de españolidad las dio siempre, pero hubo gestos en los que se veía que respiraba España, por todas partes, especialmente en aquella marcha a las playas de Palomares, en unos momentos en los que había la duda de ciertas contaminaciones a las que él fue el primero en enfrentarse.

Su Ley de Prensa, aunque hoy nos puede quedar lejana, fue un claro paso a la apertura impensable por la casi totalidad de compañeros de Gobierno, en aquellos momentos.

Ahora, tanto los de su partido, como los de otras tendencias políticas, incluso enfrentados al PP, deben mirar de frente hacia lo que fue y lo que ha representado Manuel Fraga en la vida política de España, en los últimos sesenta años, en busca del orden, siempre el orden, aunque con ello quedaran, a veces, olvidadas ciertas libertades que no llegaron a calar en su auténtico talante.

La Constitución que, todavía, sigue casi intacta, tiene muchas huellas del propio Fraga, porque él, con otros de diversos grupos políticos, fue uno de los artífices más valiosos a lo largo de su elaboración.

Con casi 90 años y más de 60 entregado a labores del Estado o de entidades que algo tienen que ver con el Estado, en todos los terrenos, catedrático y opositor a casi todo, ahora ya nos ha dejado un recuerdo imborrable de lo que es y lo que debe ser la entrega en las instituciones públicas, entrega al completo, no a medias y lo que es más importante, sin haberse hecho rico con sus actuaciones en la política de este, o en la etapa que rigió los destinos de su propia tierra, Galicia.

Desde donde esté, estoy convencido de que cada día mirará de reojo hacia tanto golfo suelto como existe hoy en el terreno político, especialmente mirará a aquellos que se están enriqueciendo de la propia política.
 

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