Me parece absurdo que alguien
pudiese pensar, ni tan sólo por un momento, que con la
llegada al poder del Partido Popular no se iban a subir los
impuestos. Pues dada la situación económica por la que
estamos atravesando con un déficit que supera el 8%, la
subida de impuestos era la única solución que existía para
tratar de paliar ese déficit que nos está asfixiando.
Uno de los impuestos que se ha subido ha sido el del IBI. O
sea el impuesto que pagan todos los que tienen una vivienda
en propiedad. Una subida que a más de uno le va a doler la
cabeza, en cuanto tenga que ir a pagar.
La valoración de su casa, para hallar lo que usted debe
pagar, no se hace por lo que a uste le costó en aquel tiempo
en el que la compró. Se hace, según los entendidos por el
valor catastral del momento. ¡Toma del frasco, Carrasco!.
Aquí, en esta tierra nuestra, donde los entendidos abundan
para estar a la orden del día, no sólo se aplica el valor
catastral actual sino que además tenemos la división de
nuestras calles en categoría dependiendo, esa subida, del
lugar en que usted viva y la categoría que, por vivir en
determinado lugar, le corresponda. Todo un pedazo de
detalle, ese asunto de la categoría que le hayan dado a
usted según en el lugar que viva.
En los años veinte, eso de la categoría de las calles, pues
mire qué quieren qué les diga, hasta cierto punto estaba
bien porque no todo el mundo podía vivir en la calle Real,
lo mejorcito que había en aquella fecha en esta tierra y
donde, por supuesto, vivían los que más dinero tenían.
Pero hoy día, en pleno siglo veintiuno, la clasificación de
las calles por categoría está obsoleta, desde cualquier
punto que se mire, retrograda y más antigua que el yogurt
que se comió la madre de Tutankamón. Hoy, en los momentos
actuales, cualquiera puede vivir en la calle Real.
Y resulta tremendamente curioso que se siga manteniendo el
asunto de las categorías, existiendo calles clasificadas de
categoría A, donde el personal las pasa canutas para llegar
a fin de mes. Mientras existen otras calles de menor
clasificación donde, algunos de sus moradores no sólo tienen
esa vivienda en propiedad sino que, a su vez, son
propietarios de varias viviendas y poseen coches de alta
gama.
Esto es un contrasentido que no tiene explicación alguna,
pero que los entendidos en la materia serían incapaces de
dar una explicación razonada sobre la clasificación por
categoría de las calles, en pleno siglo veintiuno, donde
vivir en la calle Real ya no es ningún lujo.
Y si vamos al coste de la vivienda deberíamos hacerlo, para
realizar la subida, por lo que le costó al propietario en el
momento de adquirirla, pues ir al precio actual de la misma,
es aleatorio y máxime cuando no hay un dios que, hoy día,
pueda adquirir una vivienda aunque sea de segunda mano.
De todas formas, a pagar tocan. Por cierto aún no se si el
presidente me ha hecho caso a mi propuesta de que retenerle
el 25% de todos sus emolumentos durante dos años, a todos
los ministros, secretarios, subsecretarios, asesores y demás
personal que gana una pasta gasa, incluida las CC. AA y
Ciudades Autónomas. No ha hecho caso, ni me hará, con las
cosas de comer no se juega. ¿O no?. Siempre pagamos los
mismos, los que menos tenemos.
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